Paralelamente, al ataque en el barrio de La Concordia, ocurrido en la noche del sábado y que dejó dos policías muertos, el Eln atentó con ráfagas de fusil y granadas el Comando de Atención Inmediata (CAI) Morichal, en la urbanización Buena Vista II de Villa del Rosario.
Dos uniformados salieron heridos, quienes “afortunadamente se encuentran estables y bajo atención médica”, según la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc).
No obstante, ayer, la escena era tétrica, el silencio de los habitantes acompañaba desde lejos a los funcionarios de la Seccional de Investigación Criminal (Sijín) de la Policía, quienes inspeccionaban el sitio, que rememoraba esos cruentos años 90 de guerra contras las guerrillas y el narcotráfico.
Varias casas de Buena Vista II, cercanas al CAI, resultaron impactadas. Residentes vivieron noche de terror. / Foto Carlos Ramírez-La Opinión
No solo las instalaciones policiales quedaron destruidas, varias casas fueron impactadas por los tiros, dejando daños a su paso. Los vecinos relataron a este medio que el hostigamiento duró unos 45 minutos, la zozobra y el miedo se apoderaron de la zona.
“Uno de los tiros le pegó a la red de energía y me dejaron sin luz, también a la vecina. Al principio pensamos que eran totes –por la temporada de Navidad-, pero luego nos dimos cuenta que no por las ráfagas de fusil. Lo que hice fue llevar a los niños a la parte de atrás, para evitar una bala perdida”, sostuvo el líder social Fabio Leonardo Peña, quien es desplazado de la violencia.
Otros residentes tuvieron daños en las infraestructuras de sus inmuebles, vehículos y electrodomésticos, porque los tiros atravesaron ventanas y puertas.
“Tengo el corazón en la boca, fue una horrible noche. Mi nieta estaba acostada, cuando me dijo que estaban sonado totes. Yo le dije que eso no era. Ella se acercó a la ventana y, cuando vio a un policía agachado echando tiros, salió corriendo para atrás. 16 tiros tiene mi casa”, expresó Julieta Henao.
Peña resaltó que la mayoría de los vecinos son víctimas del conflicto armado. “¿Vamos a volver a vivir lo mismo? No queremos que eso nos vuelva a suceder, repetir el pasado, y esto nos preocupa”, apuntó.
La comunidad exigió al Gobierno nacional y a las administraciones departamental y local que refuercen los controles en la zona, debido a que se ubica en la línea limítrofe con Venezuela y facilita el actuar de los grupos armados, porque son varios los episodios de violencia que han padecido en el último año.