Tendido a un costado de la vía, rodeado de un charco de sangre y con dos puñaladas en su cuerpo, esa fue la escena que encontraron los familiares de Edwin Andrés Villamizar Conde, la madrugada de ayer.

“Siempre lo protegí, pero esta vez no pude hacerlo”, fueron las palabras que expresó, entre lágrimas, uno de los seres queridos de la víctima, mientras observaba hacia la esquina, en donde le arrebataron la vida.

Para ellos, la noticia fue devastadora pues, según sus relatos, lucharon durante cuatro años para que Edwin Andrés dejara el mundo de las drogas, en el que se refugió por problemas personales.

Consumía estupefacientes

En una vivienda de la calle 17 entre avenidas 5 y 6 del barrio Ospina Pérez, residía Villamizar Conde, justo al lado de sus demás familiares.

Allí, en ese barrio, nació, creció y vivió sus mejores años, hasta que, hace cuatro años, empezó a consumir estupefacientes que cambiaron el rumbo de su vida.

A Edwin, según sus seres queridos, le faltó tan solo un año para graduarse de ingeniero industrial, pero al probar la droga, nunca más volvió a salir de ahí.

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“Él consumía, pero nunca se metió con nadie, siempre fue una persona servicial, adoraba a sus sobrinos, aquí estuvimos pendientes de él todo el tiempo. Le dábamos la comidita y como se podía, se le ayudaba, no era un habitante de calle, él tenía su casa y su familia”, comentó uno de sus familiares.

En la vivienda donde residía, mantenían dos personas más, también consumidores, con quienes, en ocasiones, tenía altercados y a sus familiares les tocaba intervenir.

“Varias veces me metí y me enfrenté al que fuera para defenderlo, yo le decía que esa gente no me gustaba”, añadió.

Y es que a tan solo unas tres cuadras de la casa está ubicada la ‘olla’ del barrio, en donde hay un constante flujo de consumidores y tienen la facilidad de adquirir las dosis.

En la madrugada

Este viernes, a eso de las 4:00 de la mañana, dos hombres que se movilizaban en una motocicleta, negra, llegaron hasta la casa, intercambiaron palabras y él (víctima) se subió al automotor con ellos para retirarse del lugar, sin saber lo que tenían planeado.

“No sabemos si lo convidaron a consumir o para dónde se lo llevaban, pero lo sacaron de la casa”, relató el hombre.

Solo transitaron unos cincuenta metros y, en la esquina, detuvieron su marcha. Ahí fue donde se dio el ataque.

Según las versiones, uno de los atacantes sacó un arma blanca con la que le propinó dos puñaladas, una en el tórax y la otra en la muñeca.

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Tras cometer el hecho, los agresores huyeron del sitio con rumbo desconocido mientras Edwin Andrés quedó tendido en la carretera, agonizando, sin que nadie le tendiera la mano.

“Es increíble que nadie lo ayudara o que nos avisara justo cuando pasó eso para poderlo auxiliar, algo se habría podido hacer en ese momento”, dijo.

Por lo menos una hora después, una persona llegó hasta la casa de los familiares para avisarles sobre la tragedia.

“Yo me fui hasta allá a mirar qué había pasado y ahí estaba, fue muy doloroso verlo ahí”, comentó el ser querido.

El hombre, de 37 años, falleció en el lugar de los hechos y las autoridades se encargaron de la inspección técnica y el levantamiento.

“Es increíble que vayan como tres muertos en el mismo sitio y la cámara que está ubicada justo en esa esquina no está en funcionamiento, no sirve”, concluyó el familiar, en medio de su dolor.

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