Los 31 años de vida de Gina Marcela Serrano Durán podrían dividirse en dos capítulos. En el primero, y más longevo, nació, creció, formó una familia con dos pequeños hijos, mientras que en el segundo lo perdió absolutamente todo a causa de una fuerte adicción a las drogas, misma que la llevó a la muerte.
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Una lúgubre noche de jueves, 23 de octubre, en la esquina de la calle 17 con avenida 5 del barrio El Páramo, en una zona conocida por la alta presencia de habitantes de calle, se dio el final de la mujer, cuyos últimos años de vida ya se le habían ido dedicados al consumo de estupefacientes y llevar una vida austera.
Lo que alguna vez fue una madre de familia, terminó reducida a una de las tantas personas que andan sin rumbo fijo por las calles de la ciudad. Este desconcierto la llevó hasta ese sitio, donde se sentó a consumir estupefacientes, presuntamente.
La mujer estaba acompañada de un sujeto identificado como Julián Gabriel Araque, de 25 años de edad, quien también participó en el consumo. Esa actividad que se había convertido en rutina para ellos, esta vez tuvo un desenlace muy distinto.
Pues sin que lo esperaran, ni que nadie pudiera preverlo, aparecieron dos sujetos armados a bordo de una moto, quienes apuntaron contra la pareja y abrieron fuego, ocasionándole varias heridas a ambas víctimas.
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Fueron apenas segundos de tensión que se disipó con el ruido de la moto huyendo hacia un rumbo desconocido, dejando sin culpables un nuevo crimen, aparentemente relacionado con una disputa por el control territorial del microtráfico entre bandas delincuenciales.
En el sitio quedaron tendidas las víctimas, junto a una vieja caja de cigarrillos y un mechero despedazado por el impacto. Pronto Gina y Julián fueron trasladados a la Unidad Básica Puente Barco, ubicada a apenas una calle de distancia.
Pero el destino fue diferente: mientras el hombre fue estabilizado y permanece recibiendo atención médica, la turbulenta segunda vida de Gina tuvo un violento final.
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Tragedia para los pequeños
En este mundo, y sufriendo la pena de la pérdida de su mamá, quedaron sus dos hijos: el mayor, de apenas 10 años de edad, mientras que el más joven, cumplió nueve años hace menos de un mes, ambos bajo la custodia del padre.
A pesar de que han pasado varios años desde que cayó en el mundo de las adicciones. La noticia, aunque no fuera tan inesperada, no dejó de pesar duro en su familia, quien no tuvo más opción que verla irse definitivamente en el abandono.
Lejos de aquella joven risueña, de mirada esperanzada, que disfrutaba de ver los partidos de la selección Colombia y subir fotos a redes sociales, Gina se despidió de este mundo, en medio de colillas de cigarros, con un rostro ya delgado que evidenciaba lo difícil que era la vida que llevaba.
El cambio fue repentino para la mujer, quien habría pasado de apenas consumir cerveza esporádicamente y de forma social, a perder su hogar, inmersa en las drogas. Quienes la conocían no entienden qué desencadenó un cambio tan brusco en su vida, para que terminara por elegir ese rumbo.
El caso ya se encuentra en manos de las autoridades, quienes avanzan en la revisión de cámaras de seguridad y la reconstrucción de los hechos para tratar de esclarecer lo sucedido. Lo cierto es que todo parece apuntar a un atentado relacionado con el consumo y tráfico de estupefacientes.
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