Sentada frente a la antigua sede de Medicina Legal, en el sector Corral de Piedra, con la fatiga que mostraba su rostro, tras el viaje que tuvo que hacer para llegar a Cúcuta y cargando una carpeta en su mano, donde tenía fotos y documentos, la mamá de Yoenny Antonio Navarro Romero, en medio de su dolor, suspiraba al sentir que el ‘calvario’ que vivió durante más de cuatro años estaba a punto de terminar.
Y es que esta mujer logró comprobar que el hombre asesinado en la trocha fronteriza Los Mangos, a mediados de 2019, era su hijo.
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La angustiante búsqueda de la mujer se inició cuando los amigos de ‘Bianchi’, como en La Parada (Villa del Rosario) le decían de cariño a Yoenny Antonio, donde él laboró como ‘maletero’, le informaron para ese entonces que él llevaba 96 horas desaparecido.
Al no tener un solo dato de su paradero, ella empezó a buscar por medio de llamadas a quienes conocían a su hijo y estando en ese cruce de información, días después se enteró de que en la trocha Los Mangos, las autoridades encontraron un cadáver y que por las características físicas podría ser Yoenny Navarro.
A partir de ahí, la odisea se incrementó, pues el cuerpo tenía rastro de quemaduras, lo que dificultaba que la familia pudiera reconocerlo, por lo que la única alternativa fue hacerle una prueba de ADN, para verificar si se trataba de su ser querido.
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Inmediatamente, la mamá del joven llegó a Cúcuta para que en Medicina Legal le sacaran sangre y así verificar que eran compatibles. A ella le dijeron que volviera dentro de seis meses, para recoger los resultados, pero eso no se dio. Solo hasta hace unos días recibió un correo del instituto forense informándole que efectivamente, el cadáver hallado era el de Yoenny Navarro Romero.
Al saber que por fin podría darle el último adiós al menor de sus cuatro hijos, la angustiada madre alistó viaje y aunque no contaba con los recursos económicos suficientes, se vino para la capital de Norte de Santander, con el dinero que algunos amigos le reunieron.
Dieciocho horas tardó en llegar la mujer a Cúcuta, pues salió del municipio Santa Rita, en Venezuela. “Yo solo quiero que me den lo poquito que quedó de mi hijo y llevármelo para enterrarlo”, sostuvo la mujer, en medio de lágrimas.
El dolor de una madre
El viaje para reconocer el cuerpo fue desgarrador y desesperante, aseguró la mujer. Y sin poder verlo, ella sentía que ese era su hijo. “Yo sentí que ahí estaba mi hijo, desde que llegué, algo me decía que sí era él, aún sin verlo”.
Agregó: “Yo solo quiero que me entreguen lo que queda de él, porque me lo quiero llevar, aunque me dijeron que quedó reducido”.
La angustiada madre comentó que Yoenny Navarro llegó a esa trocha de La Parada para trabajar como ‘maletero’. Cada 15 o 20 días, él iba a Venezuela para visitarla y ver a sus hijos de 7 y 11 años.
Ahora, a la mamá de Navarro Romero, le queda recordar que este año tampoco pudo recibir la llamada de él para su cumpleaños, lo que desgarra sus sentimientos, al pensar que jamás volverá a escuchar su voz diciéndole “mami, felicitaciones”.
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