La intuición que tuvo una de las tres hijas de Carmelo Becerra Gualdrón, cuando a las 4:00 de la tarde del 25 de octubre de 2019 la llamó y se despidió, antes de desaparecer, de que él habría tomado la equivocada decisión de quitarse la vida, terminó por convertirse en una realidad la mañana de ayer, cuando halló los restos óseos de su ser querido, en medio de una zona boscosa del Anillo Vial Oriental.
La mujer salió de la espesa vegetación que rodea a este sector, cerca de la zona de frontera con Venezuela, convencida de que los restos que recolectaron los investigadores de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho), eran los de Becerra, quien desapareció cuando tenía 58 años.
“Lo reconocí por la ropa que tenía y por los platinos que le habían puesto en el fémur de la pierna derecha y el del tobillo izquierdo, luego de sufrir un accidente de tránsito”, dijo la mujer después de la inspección judicial.
En la mente de ella quedarán para siempre las últimas palabras que le dijo Carmelo antes de colgarle la llamada telefónica.
“Me dijo que se iba a trabajar, que cuidara a las niñas y que le enviaba muchos saludos a mi esposo. Yo sentí que se estaba despidiendo y le dije que no fuera a cometer una locura y me dijo que estuviera tranquila y me colgó”, recordó la mujer.
Los argumentos de Becerra le generaron confusión, porque debido al accidente que había sufrido en el corregimiento Astilleros, de El Zulia, cuando una camioneta lo atropelló, no pudo volver a trabajar.
La mujer aseguró que su papá siempre se caracterizó por ser un hombre trabajador, era agricultor y también se dedicó a vender gasolina, por lo que no descarta que la depresión de sentirse con discapacidad para ejercer su labor, lo haya llevado a la determinación de quitarse la vida.
“Yo no creo que lo hayan matado. Yo pienso que él no soporto verse así sin poder trabajar ni hacer nada. Es muy difícil, porque ya había pasado la etapa más complicada, de cuando nos tocaba bañarlo, ayudarle a hacer todo y mire, ahora lo encontramos muerto”, lamentó la familiar.
El hallazgo
Desde que Becerra desapareció, sus familiares iniciaron su búsqueda por los lugares que frecuentaba cuando visitaba a su hija menor, en el barrio El Salado, donde estuvo minutos antes de que le perdieran el rastro.
Por esto, un vecino de este popular sector, que trabaja aseando el Anillo Vial Oriental, se percató del macabro hallazgo, porque un hombre que estaba podando la zona le contó, y de inmediato se acercó a verificar si se trataba de Carmelo Becerra.
Cuando vio la ropa que estaba con los restos, lo identificó y alertó a la familia para que verificara si se trataba de su ser querido.
Desde el jueves, cuando los familiares conocieron del hecho, de inmediato se acercaron al lugar, pero solo hasta la mañana de ayer, cuando la persona les indicó el lugar exacto donde lo habían encontrado, supieron que era su ser querido y que ya acabaría la incertidumbre de no tener noticias de él.
“Yo llegué al sitio sola, pero tuve que esperar a que el Avecino saliera de trabajar y llegara a mostrarme el lugar exacto. Cuando lo vi supe que era él, tenía la misma ropa y los únicos zapatos que se ponía. Llamé a la Policía y cuando llegaron, les pedí que revisaran las piernas donde tenía los platinos y ahí estaban”, dijo la hija.