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Históricos
Cúcuta hace 100 años
Según los datos demográficos, la población de la ciudad, hace 100 años, era de aproximadamente 41.000 habitantes.
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Sábado, 23 de Noviembre de 2024

En 1924, la situación de la ciudad no distaba mucho de las de otras ciudades del país de similar entorno, aún con sus condiciones de frontera todavía no se presagiaban las diferencias que sucederían en su futuro.

En el desarrollo normal de sus actividades sociales, económicas, culturales, nada auguraba que un siglo después todo cambiaría de manera tal, que sería sorprendente siquiera pensarlo. Sólo basta una breve muestra de lo sucedido en esa época para tener un punto de comparación y concluir qué tanto hemos evolucionado.

Debo empezar por establecer que la sociedad cucuteña estaba bajo la tutela del padre Demetrio Mendoza, quien en realidad era el mandamás en cuestiones no solamente religiosas, sino en todo lo concerniente a las demás actividades que se desarrollaban en la ciudad, como bien lo bautizaría tiempos después el doctor Alirio Sánchez Mendoza, el “Amo de la Parroquia”.

Era tal su grado de intervención que tuvo la genial idea de competir periodísticamente con la prensa local, con la que ideológicamente no compartía.

Existían, hace 100 años, dos grandes periódicos de tiraje diario o interdiario, El Trabajo y Comentarios y a pesar de ello, para un pueblo chico había suficiente demanda para satisfacer la necesidad de información, sin embargo, una tercera publicación parecería un suicidio económico sino fuera por la presión, no intencional, que concurría alrededor de un nuevo medio que sugería una intervención adicional que giraba en torno a la figura del párroco de la iglesia más importante de la ciudad (aún no había sido elevada a la categoría de catedral).

Según los datos demográficos, la población de la ciudad, hace 100 años, era de aproximadamente 41.000 habitantes y se preveía un crecimiento poblacional del 20% para el quinquenio siguiente, lo que en términos económicos presagiaba una dura competencia.

Sin más estudios ni investigaciones, nuestro ilustre prelado lanzó su periódico El Popular, sin mucha pompa pero que con el pasar del tiempo, su popularidad y sus buenos ingresos fue adquiriendo importancia, hasta el punto de trasladar sus instalaciones a una nueva sede, esa sí, con todas las modernas adquisiciones que se pudieron lograr y darle al medio la categoría que se merecía.

Regresando ahora sí a los sucesos que cumplen cien años en este 2024, recordemos la celebración del primer día de la madre, reseñada en el periódico El Popular y redactada por el propio padre Demetrio Mendoza: “…Por primera vez vamos a celebrar en la ciudad la fiesta de la madre.

Los establecimientos de educación desarrollarán el programa indicado para el 31 de mayo. Coincide esta fiesta, con la fiesta que la Diócesis de Pamplona por privilegio el último de mayo: María, madre de todas las gracias. De este modo nuestros niños celebrarán a la madre del cielo y a la madre de la tierra, confundidas en un solo amor”.

Con ocasión de la publicación de este documento, que se puede leer en su versión original conservada en la Hemeroteca de la Biblioteca Departamental de Cúcuta, espero que los lectores que aún duden de esta versión, en contraposición de la invención mercantilista de que la celebración del día de la madre, fuera trasladado al último domingo del mes de mayo, haya ocurrido por un retraso en la llegada de las mercaderías que les serían entregadas como ofrenda de cariño y afecto.

Ahora bien, es necesario aclarar que el Día de las Madres, es un día celebrado en la mayoría de los países del mundo, en fechas diversas y de conmemoraciones variadas; sin embargo, en Colombia es una fecha oficial establecida por la Ley 28 de 1925, firmada por el entonces presidente Pedro Nel Ospina, en la cual se establece que “…se debe celebrar en todo el territorio nacional, el segundo domingo del mes de mayo”.

El festivo tiene como objeto, según lo establecido en su artículo 4: “…que dicha fiesta sea celebrada dignamente en toda la República especialmente por la niñez”.

En este momento, cabe preguntarse ¿por qué en Cúcuta y en general, en todo el Norte de Santander, no se cumple con el mandato de esta Ley?

Como es bien sabido, el día de la madre se ha convertido en un evento mercantilista de reciente invención, que no tiene nada que ver con la intención primigenia de agradecer al ser querido, y aunque la hipótesis de que “…las razones se deben a unas embarcaciones procedentes de Europa, que nunca llegaron a tiempo en ese mes, por lo cual se decidió dejar el festejo para finales de mayo. Esta versión está muy relacionada a los beneficios del comercio”.

Existen otras versiones, sin confirmar, pero relacionadas con el comercio posterior y sin relación a las primeras fechas; finalizando la primera mitad del siglo XX, cuando el intercambio comercial comenzó a crecer desmedidamente por el progreso venezolano debido a la explotación petrolera.

El sector comercial, por entonces muy fuerte y desarrollado económicamente, en ambos costados de la frontera común, decidieron aprovechar la coyuntura que se presentaba con relación a las fechas de la celebración, toda vez que en la ciudad se mantenía el último domingo de mayo, en clara desobediencia legal, que se pudo mantener gracias a las presiones de la Iglesia, mientras que los venezolanos seguían la tradición impuesta en los demás países del continente.

Esta situación llevó a los comerciantes de la frontera a mantener el statu quo y continuar aprovechando los dos días de celebración, uno por cada población beneficiándose del incremento coyuntural de las ventas.

Al parecer los gremios comerciales reunidos con miembros de las Cámaras de Comercio de Cúcuta y de San Antonio del Táchira, realizaron algunas reuniones en las que se trató el asunto y luego del análisis de los beneficios acordaron mantener su posición, la que aún se mantiene en la actualidad.

Para terminar con esta visión de hace cien años, los cucuteños también conmemoraron la “Fiesta Católica del Trabajo”, como es usual en estos países sudamericanos, con todas las solemnidades patrocinadas por la Iglesia Católica, según se lee en una de las noticias del periódico del padre Mendoza.


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