La influencer, empresaria y streamer mexicana Alana Flores, conocida por su carisma dentro y fuera de los escenarios digitales, se ha convertido en el centro de una polémica que revive uno de los temas más preocupantes de la era digital: la manipulación de imágenes íntimas mediante inteligencia artificial.
En días recientes, una fotografía sexualizada y explícita comenzó a circular en redes sociales, particularmente en la plataforma X (antes Twitter), en la que supuestamente aparecía la también presidenta del club de fútbol Raniza FC. Sin embargo, la imagen, según ella misma denunció públicamente, fue creada con inteligencia artificial y difundida sin su consentimiento.
“No es real. Y sí, voy a buscar demandar”, expresó Alana en un mensaje contundente publicado en su cuenta oficial @alanafloresf, donde acumula miles de seguidores que la apoyaron de inmediato con mensajes de respaldo.
La imagen, que muchos usuarios compartieron sin verificar su origen, fue rápidamente desmentida por la misma Alana, quien acusó directamente a un usuario identificado como @chainsant1 de haber iniciado la difusión del contenido falso. Horas después, la cuenta fue eliminada. La influencer no solo desmintió la veracidad de la imagen, sino que también denunció la circulación de un video manipulado con declaraciones fabricadas, en lo que parece ser un intento sistemático de dañarla públicamente.
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Este caso no es aislado. En los últimos meses, numerosas figuras públicas, especialmente mujeres, han sido víctimas de esta práctica conocida como deepfake porn, una modalidad de violencia digital que emplea inteligencia artificial para generar imágenes falsas con rasgos hiperrealistas, afectando la honra, la vida profesional y la integridad emocional de las personas.
Flores ha dejado claro que este no será un episodio que pasará inadvertido. De hecho, ya se encuentra asesorándose jurídicamente para emprender acciones legales por violación a su intimidad y uso indebido de su imagen. Aunque en países como México aún no existe una legislación robusta frente a los contenidos generados con IA malintencionadamente, los abogados de la influencer estarían explorando rutas legales bajo figuras como violencia digital, suplantación de identidad y daño moral.
“Estamos ante una situación que trasciende lo individual. Esto tiene implicaciones sociales, legales y éticas muy graves. Lo que me pasó a mí le puede pasar a cualquier mujer que tenga una vida pública”, habría comentado en privado según medios allegados a su entorno.