El aprovechamiento de la producción, utilización y conservación de recursos biológicos como sector económico podría generar 2,5 millones de nuevos puestos de trabajo para el año 2030 y aportar un 10% al Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia, una participación equivalente a la que tuvo toda la industria manufacturera en 2021.
Estas reflexiones se desprenden del documento ‘Bioeconomía para una Colombia potencia viva y diversa: hacia una sociedad impulsada por el conocimiento’, publicado en 2020 por el Gobierno Nacional.
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En el renglón de la bioeconomía convergen los conocimientos, la ciencia, la tecnología y la innovación alrededor de los recursos biológicos, pues estos están en capacidad de proporcionar información, productos, procesos y servicios para todos los sectores económicos.
La bioeconomía se puede consolidar como un motor de desarrollo sectorial cuando se gestiona de manera eficiente, sostenible y articulada con otros modelos como la economía circular y la economía forestal. De esta forma es posible impactar positivamente la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, además de generar nuevos productos y procesos de valor agregado.
“El impulso a clústeres que el país puede desarrollar, son hoy el motivo de inspiración del programa 'Colombia, país forestal: segundo proveedor de madera de la región con cero deforestación del bosque natural' de la Federación Nacional de Industriales de la Madera (Fedemaderas)”, aseguró su director ejecutivo nacional, Juan Miguel Vásquez.
Según el gremio, en el programa se resalta que “los clústeres regionales de bioeconomía serán instrumentos de mesoeconomía, para construir la reindustrialización desde las regiones mediante alianzas público-privadas-populares, enfocadas al desarrollo de bienes y servicios bioeconómicos”, tal como se ha sugerido incorporar en el proyecto de ley que cursa en el Congreso de la República llamada Ley general de bosques nativos, plantaciones forestales y agroforestales (proyecto de ley 077/2023C).
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Por citar un ejemplo, el empleo de la biomasa forestal para la generación de productos, procesos y servicios como la bioenergía es un factor detonante hacia nuevos niveles de desarrollo, más si se considera que su aporte a la matriz de generación eléctrica en el país no alcanza aún el 1%.
Solo en biomasa residual vegetal, Colombia tiene un potencial de generar más de 43 millones de toneladas al año. Encontrar su valor y retirar estereotipos para dejar de calificarla como un desperdicio, fomenta el desarrollo de productos y procesos potenciales, como catalizadores biológicos, biofactorías y biorefinerías, bioenergía, combustibles, y química verde.
Respecto a los biocombustibles, Colombia se ha destacado en la región, como el tercer mayor productor de biodiesel y de etanol. Además, es reconocido porque por ley el diésel y la gasolina deben mezclarse en un 10% con biocombustibles; una proporción que supera el promedio internacional, asegura el informe.
El modelo de bioeconomía colombiano incluye, además, de la biomasa y la biodiversidad, componentes como carbohidratos, proteínas, fibras naturales, aceites y grasas, ligninas y bioactivos.
Por esta razón, en 2019, la Misión Internacional de Sabios recomendó que Colombia debe enfocarse en el desarrollo y crecimiento sostenible a través de la convergencia de la riqueza de la biodiversidad, la capacidad de producción de biomasa y el conocimiento.
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Y es que estudios de la CEPAL han valorado a través de un indicador denominado ‘Ventaja Comparativa Revelada’ la competitividad de los países en el mercado internacional de la bioeconomía, estableciendo el porcentaje de las exportaciones de bioeconomía país respecto del porcentaje de exportaciones mundiales bioeconomía. Desafortunadamente Colombia presenta puntuaciones muy bajas en productos básicos y de alto valor agregado, con excepción de la agro-industria y los bioplásticos.
Sobre la biomasa y la química verde, la Misión de Bioeconomía trazó como ruta a seguir tres pasos: 1) la definición de un marco regulatorio y jurídico para los bioproductos, la bioenergía, las biofactorías y las biorefinerías, 2) la implementación de un régimen especial jurídico en las refinerías y 3) la firma de un pacto para la producción y los negocios sostenibles. Pero también identificó acciones orientadas al mercado, como 1) incentivos para la promoción de biofactorías y biorefinerías y 2) encadenamientos y exportaciones de bioproductos.
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