

El naufragio de la Consulta Popular en el Senado de la República comenzó a abrir otro capítulo hacia la confrontación extrema promovida por el Gobierno nacional, con graves riesgos para la institucionalidad y con claros intereses electorales para el año próximo.
Este resultado adverso para el gobierno del Pacto Histórico, de 49 votos en contra y 47 a favor, fue interpretado por el primer mandatario como un acto de fraude, lo cual ratifica el mal estado de las relaciones entre los poderes Ejecutivo y Legislativo.
Utilizando el método de la comparación con hechos políticos que sacudieron a Colombia en el pasado -para mostrar la repetición de supuestas estrategias contra la democracia- desde China Petro dijo que lo ocurrido es muy similar al 19 de abril de 1970, cuando las elecciones presidenciales en aquél entonces, en las que resultó ganador el candidato conservador Misael Pastrana y no Gustavo Rojas Pinilla.
Lo sucedido en la plenaria durante la discusión y votación, con los ánimos exaltados tanto por la euforia del triunfo opositor como de acciones iracundas por derrotados miembros de la coalición de gobierno, refleja la imagen de un país más dividido en el que se notan grandes brechas que hacen difícil la conciliación.
Esa lectura tiene que hacerla el Gobierno nacional para que cumpla la Constitución y no vaya a caer en situaciones que alimenten más la confrontación y la polarización extrema, máxime en momentos de altos índices de violencia e inseguridad.
Sin embargo, lo más grave de todo es que desde la Casa de Nariño los ánimos son los de profundizar la confrontación, en la que no se tienen diversas opciones, como la de una huelga general. La prueba de que la calle como escenario para defender y presionar que se saquen adelante las reformas sociales es una de las cartas que se jugará el gobierno quedó reseñada en una foto tomado por un medio de comunicación del chat entre el ministro del Interior, Armando Benedetti, y el presidente Gustavo Petro.
¿Petro incendiará el país?, es la preocupante inquietud que recorre a Colombia ahora que se leen varios de sus mensajes en X, como el que dice: “decidieron hacer el fraude. El fraude se contesta con el pueblo” o aquel que señala: “sabiendo que los derechos no se mendigan, le corresponde al pueblo reunirse en cabildo en todos los municipios y tomar la decisión que le corresponda”.
Este episodio parece formar parte de una estrategia más amplia del presidente Petro y su equipo, incluyendo al ministro Benedetti, para mantener un clima de tensión política que les permita consolidar su base de apoyo y posicionarse como los únicos capaces de liderar un cambio estructural en Colombia.
La narrativa de enfrentamientos con las instituciones establecidas y la apelación constante a la movilización social podrían estar orientadas a preparar el terreno para una campaña electoral anticipada en 2026, posicionando al Gobierno como víctima de un bloqueo institucional y al Legislativo como obstáculo para el cambio.
Igualmente, como en la Corte Constitucional es sometida a examen la reforma pensional, en caso de perder esta partida, otra vez la narrativa de la obstrucción institucional será sacada a relucir por Gobierno nacional para mantener un clima de efervescencia social y política, fortalecer su posición ante la opinión y consolidar su proyecto político de cara a los comicios de Congreso y Presidencia de la República.
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