

El suicidio en toda su complejidad merece ser abordado desde diferentes aristas para tener ideas más precisas sobre las razones para que la tendencia de quitarse la vida vaya en aumento.
Pero antes que todo lo que se debe impulsar es una vigorosa política pública de salud mental para detectar científica y médicamente qué es lo que está ocurriendo.
No debería considerarse exagerado que junto con los exámenes médicos de rutina haya un espacio para ir al psiquiatra o al psicólogo. Una labor preventiva para estos casos marcaría la diferencia al detectar indicios y comportamientos a tiempo.
Es indispensable saber si hay rasgos depresivos, de ansiedad o sintomatología asociada con factores hereditarios o generada por situaciones relacionadas con el medio en que se encuentran.
Lo cierto es que en la actualidad se han hecho más evidentes situaciones de salud mental como el trastorno mixto de ansiedad y depresión, la ansiedad no especificada, la ansiedad generalizada, el episodio depresivo moderado, la perturbación de la actividad y la atención, los trastornos de adaptación y la esquizofrenia paranoide.
Para ello deben tenerse presente la violencia intrafamiliar que afecta tanto a la persona que es víctima como a los menores de edad que la presencian y que ahí pueden quedar expuestos a traumas.
Y qué decir de la violencia infantil y del abuso sexual contra los niños y niñas, quienes al sufrirla corren alto riesgo de entrar al pabellón de posibles suicidas por las consecuencias traumáticas.
El acoso escolar igualmente puede conducir a la toma de decisiones fatales al igual que cuando los niños y adolescentes sufren el acoso sexual o cibernético generado desde las redes sociales por diversas razones.
Y un elemento que igualmente puede estar teniendo incidencia como lo plantean los especialistas, es el conflicto armado, algo que para el caso concreto de Norte de Santander no puede dejarse lado, teniendo presente los altos índices de violencia en diversas regiones como el Catatumbo y el área metropolitana de Cúcuta, de por ejemplo.
Porque es que las pérdidas de familiares, bien sean asesinados o desaparecidos o reclutados forzadamente, significan un dolor insuperable aparte de no entender la razón para que terminaran siendo víctimas de la violencia que sacude a los territorios.
Los datos dados a conocer de que en Norte de Santander este año registra 443 intentos de suicidio, cifra muy superior a la misma de 2024, con mayorb incidencia directa en personas entre los 12 y 29 años exigen una valoración para determinar qué está ocurriendo.
¿Por qué ocurrió este incremento 62 por ciento? ¿Qué está sucediendo? Los especialistas y las autoridades locales y departamentales de salud deben ponerle sumo cuidado a ese informe del Instituto Nacional de Salud y ver qué nuevos hechos están haciendo que entre la población desde la adolescencia hasta la juventud persista y se aumenten las ideas y las acciones contra su vida.
Todos esos campanazos de alerta tienen que ser escuchados y proceder a investigar qué es lo que en verdad está sucediendo en este aspecto de vida diaria y proceder a generar mayores acciones desde el aspecto de la salud mental.
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