

Otro desafío para el Gobierno nacional comienza a avizorarse en el horizonte, como lo es un probable escalamiento de la guerra que el Eln y la disidencia de las Farc libran en el Catatumbo, teniendo presente un análisis de la Fundación Ideas para la Paz (FIP).
Hagamos votos porque en esta oportunidad en Bogotá sí le hagan caso a las alertas y a las alarmas que se han ido encendiendo sobre otro pico de violencia que pudiera estarse incubando en esa subregión nortesantandereana y se actúe para evitar otra crisis como la que estalló a medidos de enero y que aún persiste.
Y aquí viene entonces un abismal contraste entre lo que esos campanazos señalan y la posición misma del presidente Gustavo Petro frente lo que está ocurriendo en relación con uno de los grupos armados que están en guerra por el control de las economías ilegales y del territorio.
Es muy delicada la observación de la FIP sobre la que llamó fase de “reacomodo y fortalecimiento” en que se encuentra la disidencia de las Farc en la región, que entre otras, recibe apoyo del Bloque Jorge Suárez Briceño.
Esperemos que al tener conocimiento de estos hechos el ministro de Defensa Pedro Sánchez, quien también relacionó que el frente 33 está trayendo combatientes de otras zonas del país, como por ejemplo el sur de Bolívar, las Fuerzas Militares actúen para contener esta contraofensiva y seguir enfrentando al Eln.
Por lo tanto, si ese es el volátil panorama de orden público que subsiste en el Catatumbo hay algo que no concuerda en la percepción presidencial sobre la situación actual en la zona: o es que no le informan todo lo que sucede a Petro o él tiene una particular forma de ver los hechos.
La duda surge en algunos apartes de un trino que escribió el presidente sobre el retorno de varias familias desplazadas. “Posibilidad de finiquitar el proceso de paz con el frente 33”, comentario que dista del accionar en que se encuentra esa estructura ilegal para fortalecerse nuevamente en armas y hombres, con el fin de recobrar su influencia en esa región.
La otra argumentación presidencial en su trino, que también es controvertible ante la sucesión de acontecimientos ocurridos, es en donde asegura que “la Conmoción Interior está rindiendo frutos: congelada la ofensiva militar del Eln. Aunque se alista al ataque”.
El Gobierno nacional debe sopesar con cabeza fría lo que está pasando en el Catatumbo, porque no es de poca valía que hasta finales de febrero el Eln hubiera tomado el ‘control’ del 90% de las zonas donde antes se encontraba la disidencia de las Farc, según lo reseña la Fundación Ideas para la Paz.
Lo único cierto es que ninguna de esas agrupaciones puede seguir haciendo de las suyas en el Catatumbo para dominar el negocio del narcotráfico y asegurar conexiones hacia otras regiones del país e incluso a Venezuela, sino que el Estado debe recuperar el control total y de verdad avanzar en la transformación del territorio con la aplicación y adopción de los proyectos e inversiones consignadas tanto en la Conmoción Interior, como en el Pacto Social por Catatumbo.
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