

Regresar al sitio en que ocurrieron ataques de la criminalidad para mostrar resultados y anunciar que la Fuerza Pública junto con las autoridades locales están unidas para derrotar a los delincuentes es una opción de gran valía para recuperar la confianza cucuteña en las autoridades.
El lenguaje simbólico, muestra, en este caso, que la administración municipal de Cúcuta junto con el Ejército y la Policía ejercen el control en la zona céntrica que aglutina buena parte de las actividades comerciales, bancaria, cambiaria e institucional. Que los comerciantes, compradores y transeúntes asistan a la presentación de capturados, a la exposición de los resultados y al planteamiento de estrategias, en la misma vía pública por donde los miembros de bandas piensan tener el poderío, es una forma de decirle directamente al ciudadano que los parques, calles y demás espacios son de ellos y no del hampa.
El acercamiento de esa naturaleza con los gobernados se convierte en una manera de procurar devolver la tranquilidad de los habitantes de la capital de Norte de Santander, la cual en los últimos tiempos ha enfrentado toda suerte de peligrosas situaciones que han desencadenado en los altos índices de inseguridad.
Hacer esa clase de intervenciones de los lugares de la ciudad en los cuales organizaciones como los AK-47 se han intentado convertir en una especie de ‘amos y señores’ cometiendo toda clase de delitos como la extorsión, el microtráfico y el sicariato, significa también una fuerte notificación para quienes de dedican a delinquir, en el sentido de que no tendrán un lugar seguro para escapar.
Replicar lo que se está haciendo en el corazón de Cúcuta en todos los demás sectores, mediante ese gran frente de lucha puesto en marcha por las entidades encargadas de la inteligencia, las acciones ofensivas y las tareas de judicialización, resultará siendo la opción desde el punto de vista operativo que puede ayudar a la caída, condena y encarcelamiento de aquellos que delinquen en esta parte.
Es también de buen recibo el anuncio público de que el Inpec haga algo de manera urgente y contundente para impedir realmente que los cabecillas y jefes de bandas sigan dando órdenes desde las celdas o vacunando a sus víctimas.
El aislamiento con el exterior de las prisiones de esa clase de condenados de alta peligrosidad debe de ser una medida que se aplique sin beneficio de ninguna clase, porque de lo contrario de nada valdrá haberlos llevado tras las rejas, si continuarán haciendo de las suyas.
El complemento perfecto para que la percepción de seguridad mejore y la inseguridad empiece a abandonar las calles, consiste en que ni la Alcaldía ni la Policía ni el Ejército den tregua en ese plan que finalmente tendrá como termómetro la medición de las 50 ciudades más violentas del mundo, listado del que es urgente salir.
La consolidación de la seguridad ciudadana es indispensable alcanzarla en Cúcuta dentro de las acciones para mejorar sus niveles de competitividad y ofrecer opciones para potenciales inversionistas nacionales y extranjeros, que son necesarias para enfrentar el desempleo, la informalidad, al igual que lograr más opciones para luchar contra la pobreza, satisfacer necesidades básicas insatisfechas y darles mayores oportunidades a las comunidades.
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