Esta semana el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, como buen catedrático ha dedicado horas y horas a hacer pedagogía en diversos escenarios, acerca de lo que trae la reforma tributaria que busca recaudar 25,8 billones de pesos adicionales el próximo año, la mitad de lo que había prometido el presidente Gustavo Petro.
De acuerdo con el texto radicado en la Cámara de Representantes, el mayor recaudo de los nuevos impuestos saldrán principalmente de las personas naturales, cuyos ingresos sean superiores a 10 millones de pesos y de los altos patrimonios.
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Así mismo, una cuarta parte saldrá de las empresas mineras y de hidrocarburos, que pondrán una cuota elevada, pues además del impuesto de renta, tendrán que pagar más por las exportaciones con precios extraordinarios de petróleo, carbón y oro.
El bolsillo del ciudadano del común también se verá golpeado, con los impuestos a las bebidas azucaradas, los alimentos ultraprocesados y a los plásticos de un solo uso.
¿Cuál es el mensaje para los pensionados de Colpensiones o de los fondos privados, para quienes hoy su mesada está entre 1 y 2 millones de pesos? ¿Cómo quedan con en la órbita de la reforma tributaria?
“Quedan sin impuestos”.
¿Y si además tienen una casa, un carro o propiedades, los van a gravar?
“Solamente si tienen más de 10 millones de pesos mensuales en total”.
¿Qué pasará con los tenderos de barrio, cuyo surtido es con gaseosas y otras bebidas azucaradas, salchichones y embutidos, y comida de paquete?
“No se les cobrará impuesto. Lo que buscamos es mejorar el régimen simple de tributación para ellos”.
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¿Pero se les caerán las ventas con los impuestos a los ultraprocesados por estos impuestos que trae la reforma fiscal?
“No, es un cambio en el tipo de producto que venden. No se les verán reducidos los ingresos. Es un tema que tendrá mucha discusión y muy posiblemente tendrá cambios en el articulado”.
¿Cambios en el articulado se refiere a reformas al contenido, o eliminarlo?
“Todo está en la agenda. No hemos tomado una decisión, y todo eso hará parte del debate parlamentario”.
En Antioquia es frecuente o una tradición, que familias o pequeños inversionistas tengan acciones de compañías, ya que en los procesos de democratización de las empresas participaron activamente, ¿tendrían gravamen?
“Para montos moderados no hay ganancia ocasional. Hay un límite debajo del cual no habrá efecto. La reforma a los pequeños propietarios y a personas naturales que tengan ingresos hasta los $10 millones mensuales, la reforma no cambiará su régimen”.
¿Cuál es el impacto que se pretende con la reforma para las personas que sus ingresos son por actividades informales, como los vendedores ambulantes que venden dulces o artículos en las esquinas o semáforos?
“La reforma no los afectará. Y lo que queremos es que con otro tipo de iniciativas que serán los programas de economía popular, se incorporará a toda esta población para ayudarlos, y a formalizar ese tipo de actividades”.
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En materia de mercado accionario, el país fue espectador hace poco de una serie de grandes inversiones, de oferta públicas de adquisición por grandes empresas en Antioquia, en el escenario de la reforma, ¿cómo quedan estas operaciones, las estimula o las desestimula?
“El único cambio es en el régimen de ganancia ocasional. En la reforma se incluye el gravamen a las operaciones accionarias por ventas en bolsa. Es un tema que se discutirá más a fondo en los debates en el Congreso de la República”.
¿Este termómetro de la reforma tributaria que apenas está subiendo, qué temperatura va alcanzar, y no hay riesgo de que esto estalle, como sucedió el año pasado?
“No lo creo. La anterior reforma estalló socialmente porque había un efecto muy grande sobre personas que no eran de clase alta. La reforma de hoy, por el contrario, está orientada al 2% de personas con mayores ingresos en el país, y también pretendemos eliminar beneficios tributarios”.
En poco menos de una semana de haberse conocido el articulado de la reforma, ¿cuál es la receptividad en los diversos sectores?
“Hay debate sobre algunos temas. Dos sectores que son objeto de mucho debate son el de bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados, y el de dividendos y ganancias ocasionales”.
Su mensaje ante los afiliados a la Andi fue contundente, son $25 billones de recaudo, y si quieren conservar lo que tienen, pues hagan propuestas...
“Sí, exacto. Las reuniones en las que he encontrado más interés en cuanto a cómo se responde a la reforma es en las que tienen que ver con las zonas francas, que deben ser exportadoras de nuevo, porque para eso fueron creadas. Los beneficios tributarios son para exportar y no para vender en el mercado interno. En esta materia estamos viendo qué elementos tenemos que ajustar”.
¿Esta va a ser una reforma que será para octubre, cuando también sale el presupuesto? ¿O se buscará consenso hasta diciembre?
“El plan con las comisiones es terminar el primer debate, antes del presupuesto; el segundo debate, o sea la aprobación, después del presupuesto. Esa es la agenda que hemos definido con las comisiones”.
¿El mensaje de urgencia aún no se ha definido?
“Esa es una posibilidad. Pero, es un asunto que está en manos del Presidente de la República”.
¿Ya lo han llamado las calificadoras internacionales de riesgo? ¿Va a ir a buscarlas?
“Voy a ir a mediados de septiembre a hablar con las calificadoras y con inversionistas internacionales. Con las tres calificadoras: Moody's, Standard & Poor's y Fitch”.
¿Esta es una reforma estructural? ¿Se hará una reforma solo para este gobierno para no tener que hacer una cada año y medio?
“En principio ese es nuestro objetivo. Hay dos cosas: una es que si esta reforma realmente nos da los recursos suficientes, o incluso un poco más, estoy dispuesto a presentar otra reforma para bajar los impuestos a las empresas, del 35% y de forma gradual. Pero, si no tenemos la plata para los ejecutar programas sociales, nos toca utilizar toda la reforma. En segundo lugar, ya he estado hablando con gobernadores y alcaldes para discutir una reforma de impuestos departamentales y municipales. Todo esto hace parte del Plan Nacional de Desarrollo”.
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La reforma a los impuestos locales, ¿de dónde sale?
“Es que ellos, algunos mandatarios, me lo han pedido. Hasta ahora han sido los alcaldes, pero los gobernadores ya me están pidiendo cita para esta semana. Vamos a discutir con ellos, con base en estudios que ya existen, sobre qué mejorar de la estructura de tributación departamental y municipal”.
Recogiendo voces de muchos expertos, auguran que no se van a recaudar esos 25 billones de pesos. Y luego de oírlo a usted en el congresos de la Andi hay algunos empresarios y expertos que dicen que yéndole muy bien va a ser de 20 billones de pesos...
“Eso lo veremos en el debate, porque eso no depende tanto de nosotros, sino del debate parlamentario, en cuanto a lo que se apruebe y lo que no.”
¿Pero los “25 billones de pesos son inamovibles”?
“No, ese es mi objetivo, el objetivo del gobierno son 25 billones de pesos con esta reforma”.
Señor ministro, retomando el tema de impuestos a las bebidas azucaradas y a los ultraprocesados, aunque ya haya empresas dispuestas a asumirlos, estos terminarán siendo una carga indirecta que le va a llegar al bolsillo de la gente...
“Hay dos elementos, por un lado están obviamente unos patrones de consumo y también la oferta de productos, entonces tenemos que ver cómo se mejora en ambos sentidos. De hecho como yo he afirmado el objetivo de ese impuesto al final no es recaudar, sino cambiar los patrones de consumo, por eso digo que ese impuesto es más efectivo si no recaudamos nada”.
Pero es que es más fácil y económico para un obrero de la construcción tomarse una Coca-Cola que ir a buscar leche de soya, cambiar ese patrón es muy complejo...
“Se puede tomar una Coca-Cola sin azúcar o una Colombiana sin azúcar, yo soy consumidor de esos productos y son igual de ricos que los que tienen azúcar, o los productos paralelos; por ejemplo, Postobón también produce Hatsu, lo que pasa es que es un poco más caro. Es decir, hay bebidas alternativas, entre ellas las gaseosas sin azúcar”.
Doctor Ocampo, usted hablaba de los países Ocde y en una entrevista el director de Planeación, él mencionaba el caso específico de Dinamarca, y decía que allá la tributación recae en un 52% sobre las personas naturales, ¿nos queremos parecer a Dinamarca?
“A mí me gusta el modelo danés, pero estamos muy lejos de allá, entonces, si nos movemos hacia ese modelo me parecería bueno en el largo plazo. Pero, es un tema de muy lenta transición porque tiene que ver además con la provisión de servicios por parte del Estado. Es decir, los daneses pagan muchísimo más impuestos, pero también tienen muchísima más acción del Estado, la gente tiene unos servicios mucho más desarrollados.
Aquí tenemos un modelo muy diferente y tenemos que aumentar la tributación porque es que tener un nivel de recaudo inferior no solamente a la Ocde sino a América Latina es francamente un problema de Colombia”.
¿Dónde estará la innovación para acabar con la evasión y la elusión?
“Realmente es un proceso que está en curso y la Dian ha venido reduciendo la evasión. Yo creo que ese es un proceso que vamos a continuar y hay nuevas normas en el proyecto de ley que estamos introduciendo, precisamente para lograr ese objetivo”.
Hay quienes dicen que sin tocar el IVA será imposible cumplir sus metas...
“Lo que pasa es que no queremos tocar el IVA por múltiples motivos. Primero porque yo nunca he aceptado el concepto de que hay una gran cantidad de niveles de IVA que se pueden modificar, porque la estructura del IVA en Colombia está diseñada de tal manera que evite ser regresivo. O sea, si nosotros ponemos del 19% para todo, recaudamos más, pero ahí sí es un impuesto claramente regresivo.
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