Tras conocerse el borrador de decreto con el que el Gobierno del presidente Gustavo Petro busca derogar el último Día sin IVA de 2022, las críticas no se hicieron esperar: mientras para unos esta medida sería adecuada, dado el alto costo fiscal, los “excesivos” estímulos que ya tiene el comercio, y la posibilidad de que se dispare aún mayor inflación; para otros esto solo afectaría al ciudadano de a pie.
Y es que entre los argumentos que tuvo el Gobierno Nacional para tomar esa decisión está lo costoso que saldría para el recaudo de impuestos, pues implicaría un costo fiscal de $276.000 millones.
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Además, según la Dian, “a la fecha aún no es claro si estos festivos tributarios son una herramienta que se justifique en términos de mayores beneficios frente a sus posibles costos”, por lo que no aconsejan al Estado renunciar a los ingresos que por concepto de IVA se puedan generar en ese día.
Las críticas
Para el presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), Jaime Alberto Cabal, esta decisión del Gobierno Nacional es “preocupante”, pues desconocería “la voluntad del 84% de los colombianos, que según la encuesta realizada el pasado mes de octubre por el gremio, quiere que este día se quede”.
Asimismo, el dirigente gremial afirmó que el gran damnificado en materia económica sería el pequeño y mediano comercio del país, pues estos ya se han venido preparando y abasteciendo para esa jornada.
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“En tiempos de contracción económica, el día sin IVA ha sido instrumento eficiente para permitir a todos los consumidores, especialmente de los estratos 1, 2 y 3 adquirir bienes que otra forma, no podrían comprar sin un esfuerzo importante, sobre todo de cara a la temporada decembrina”, señaló Cabal.
Por el contrario, para algunos analistas económicos derogar el Día sin IVA sí es una medida acertada. Por ejemplo, Juan Camilo Restrepo, exministro de Hacienda, expresó que este es un incentivo contraproducente para las finanzas públicas, y señaló que su eliminación es acertada porque “el sector que más está creciendo es el comercio. No necesita más estímulos”.
Restrepo también explicó que “parte de la inflación se debe a excesos de demanda, así que en este momento hay que enfriar la demanda”. Y agregó que el costo fiscal continúa siendo alto para unas finanzas públicas que están mal, por lo que considera que “son más lógicos los subsidios directos a la población más débil que el costo de estimular el consumismo cuando no se necesita”.