El ahorro de electricidad se ha vuelto común en los hogares colombianos. El año pasado, el 84,2% logró economizar energía mediante el uso de bombillas de bajo consumo, según el Séptimo Reporte de Economía Circular del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). 

El informe también reveló que el 84,6% procuró el apagado de luces; el 45,4% planchó la mayor cantidad de ropa en cada ocasión o no usó el electrodoméstico y el 66,3% desconectó los aparatos que no estaban en servicio.

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El documento también reveló que 32,2% de las familias reutiliza el agua y 22,5% recolecta la lluvia. Además, quienes ganan un salario mínimo son quienes más aprovechan las precipitaciones para recoger el recurso hídrico.

Otro punto importante del estudio es que el 49,8% de las familias, durante el 2022, reportó el haber clasificado las basuras (8,7 millones de hogares). De estos, el 83,1% (7,3 millones) separaron papel y cartón; el 82,7% (7,2 millones) plástico; y el 76,2% (6,7 millones) desperdicios de alimentos y desechos orgánicos. 

El economista Mario Zambrano indicó que entre más nivel de conocimiento se tiene sobre la importancia del reciclaje y el cuidado ambiental, mayor es la responsabilidad, por la sensibilización que la educación genera.

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Explicó que la posible la razón por la que es mayor el reciclaje de agua de lluvia en las familias con ingresos de hasta un salario mínimo es porque estas familias están ubicados en asentamientos humanos o barrios con poco acceso de agua o un servicio de acueducto deficiente, lo que los obliga a esa práctica.

Para la consultora en Planeación Territorial, Diana Ramírez, el panorama de la recolección de agua está asociado a las desigualdades sociales, la cuales se enfrentan a la disparidad entorno a la exposición de los problemas ambientales.

“Es importante resaltar que la consciencia ambiental, el acceso a los programas de recolección y los recursos económicos frente a la separación efectiva de residuos se van a ver en mayor medida en las personas que tienen mayores ingresos y mayor nivel de escolaridad, porque existe una  mayor sensibilidad ambiental”, dijo la ingeniera ambiental.

En Cúcuta solo se recicla el 6%

El gerente de la empresa de aseo Veolia, Humberto Posada, enfatizó que están enfocados en la transformación ecológica de los territorios en donde prestan sus servicios, siendo uno de los principales pilares la economía circular.

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Aunque celebran el auge de la cultura de clasificación de desechos, Posada consideró que las cifras del DANE corresponden solo a una zona del país y no a la realidad del área metropolitana de Cúcuta, porque aquí no se han logrado los índices de separación de residuos que se esperan tener.

Posada lamentó que en la ciudad, solo se aprovecha el 6% de los residuos reciclables. Destacó que hay diferentes asociaciones de recuperadores y recicladores que vienen adelantando una labor importante en la valoración de los materiales. 

“Nosotros hemos venido trabajando en procesos similares. Sin embargo, creemos que todavía el país está distante de esa cifra del 49,8% de separación en la fuente, porque un gran porcentaje de materiales que están llegando a los rellenos sanitarios no se están aprovechado”.

El gerente de Veolia manifestó que el reciclaje representa el sustento de muchas familias de Colombia y genera nuevos productos y cadenas de comercio.

Más reciclaje, menores costos

Para Diana Ramírez, el reciclaje reduce los costos de la disposición de los desechos en vertederos, fase del proceso de recolección de la basura, uno de los componentes que más cuesta.

“Ahora, si vemos el reciclaje a futuro como un gran elemento dentro de la línea de formalización de empleo; sin duda alguna, fomentaría nuevos empleos. Es una práctica ambiental que cada vez tiene mayor participación en las grandes ciudades”, expresó Ramírez.

La ingeniara ambiental destacó que los beneficios económicos tributarios son bastante importantes para las empresas que implementan la economía circular.

“Es necesario hablar de una economía circular inclusiva, porque la práctica de reciclaje está sesgada hacia ciertos grupos socioeconómicos. 

“Entonces, existe ese riesgo de que la economía circular no sea completamente efectiva y solo se aproveche en ciertos núcleos; ahí es importante la gestión municipal, como promotor de políticas y programas inclusivos”, concluyó.

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