Lo que comenzó como una angustiosa búsqueda por una gata desaparecida terminó convirtiéndose en la experiencia más aterradora de la vida de Alejandra*, una joven residente del norte de Cúcuta.
Su amor por Ikys, la felina que había adoptado dos años atrás, la llevó a enfrentarse con una sofisticada red de delincuentes que utilizaron inteligencia artificial para estafarla a ella y a su familia.
La madrugada del viernes 23 de mayo, Alejandra notó con preocupación que Ikys no estaba en casa. “Nos sorprendió mucho porque desde el accidente del año pasado, cuando un carro la atropelló, no salió más a la calle, se volvió hogareña”, contó. Inmediatamente se activó una intensa búsqueda: recorridos por las calles, visitas a vecinos, y distribución de volantes con la imagen de la gata.
Sin imaginar los peligros del mundo digital, Alejandra decidió también acudir a las redes sociales para difundir la desaparición. Fue entonces cuando comenzaron los verdaderos problemas.
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El lunes siguiente, una llamada avivó la esperanza: un supuesto ciudadano afirmó tener a Ikys y pidió una compensación económica. Alejandra, con lo poco que tenía –$100.000 pesos– se dispuso a encontrarse con él, manteniendo la llamada activa mientras se dirigía al punto de encuentro, cerca de una universidad.
Lo que ella ignoraba era que al mismo tiempo, los teléfonos de sus padres comenzaron a sonar. En la línea, escuchaban la voz de su hija, suplicando ayuda. Los delincuentes, utilizando inteligencia artificial, habían clonado la voz de Alejandra para convencer a sus padres de que estaba secuestrada y exigir un rescate de $3 millones.
“Ella no podía contestarnos porque seguía en la otra llamada. El miedo, el pánico de no tener comunicación directa con ella nos llevó a enviar parte del dinero”, confesó uno de los padres.
Aunque Alejandra nunca dejó de estar a salvo, la supuesta entrega de Ikys nunca ocurrió. El supuesto ‘buen samaritano’ desapareció, y la gata jamás regresó. Todo había sido un engaño orquestado con precisión, utilizando herramientas de inteligencia artificial para manipular emocionalmente a la familia.