“También se lleva a cabo el lavatorio de los pies, donde Jesús se presenta como el servidor el que va a dar la vida por toda la humanidad, y la cena que es en la cual se conmemora la perpetuidad de su cuerpo y de su sangre. Después queda el santísimo expuesto para la adoración eucarística de todo el pueblo de Dios, en el transcurso de la tarde noche donde el pueblo viene a visitar a Jesús en el monumento”, explicó el presbítero.
Este día también se desarrolla como tradición en Cúcuta, la visita a los monumentos en las diferentes parroquias e iglesias de la ciudad.
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Un ejemplo de los siete potajes en Norte de Santander sería: arroz, pescado, pasta, sopa, ensalada, plátano maduro y postre. Cabe destacar que cada región tiene su propia combinación de alimentos para este día especial.
“Al terminar esta experiencia llega el Viernes Santo, día de ayuno, de abstinencia, de dominio de sí mismo meditando sobre las llagas, la sangre y la muerte de Jesús. Despúes el sábado volvemos a la gloria, a la resurrección y las bendiciones”, destacó José Pérez.
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