En plena avenida sexta entre calles octava y novena del centro de Cúcuta, frente al centro comercial Alejandría, blanco de ataques en días recientes por parte de grupos violentos que dinamizan el negocio de la extorsión y microtráfico en la zona, se celebró este lunes una misa campal, oficiada por monseñor José Libardo Garcés, con el fin de pedir por la paz y la seguridad de la ciudad.
“Hemos venido a pedir y traer la paz”, dijo en su homilía el líder de la Iglesia católica. Frente a los hechos que han sacudido no solo a la ciudad, señaló que “la cadena de violencia se tiene que romper desde nuestro corazón, desde el ambiente del hogar y desde nuestro entorno”, para lo cual es necesario “el perdón y la reconciliación” añadió.
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Advirtió que hay muchos corazones en los que se está “enraizando el odio, el resentimiento y el rencor, pero hay que resolver esos conflictos de la vida desde Dios”, manifestó.
Llamó a exaltar “el amor y la caridad” como los valores que deben imponerse en los entornos laborales, pues es “momento de unirnos como hermanos, sin competencias desleales”.
Monseñor se refirió a las banderas blancas colgadas en las ventanas del centro comercial y repartidas entre los asistentes a la ceremonia, dijo que son “el signo de la limpieza del corazón en cada uno de nosotros, es la presencia de Cristo en sus manos; llévenla a sus hogares y trabajos en señal de bendición”.
Oración por los violentos
El prelado no perdió la oportunidad para hacer un llamado a los violentos, para que cesen en sus acciones y “abran sus corazones a Dios para construir la paz”.
En atención al llamado de perdón y reconciliación, Garcés pidió a los ciudadanos, quizá muchos de ellos víctimas, a orar por los violentos, por los que producen división y zozobra “para que sea el Señor mismo quien mueva sus corazones sensiblemente a su amor y al amor a los demás, para que no nos hagamos daño entre seres humanos. Eso lo puede la fuerza del resucitado en nuestra vida”, expresó.
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Monseñor envió bendiciones sobre el esfuerzo y los medios lícitos, como el comercio y los emprendimientos, que permiten a las personas llevar el pan a la mesa de sus hogares todos los días.
En la ceremonia estuvieron presentes varios concejales de Cúcuta, entre ellos su máxima autoridad, Karime Rodríguez, quien expresó que “como mujer y como madre, siento que la ciudad necesita esa paz que invocó monseñor en su intervención”.
Señaló que en general todos merecen caminar seguros y tranquilos por las calles de la ciudad y que quienes hacen parte de ese corazón comercial de Cúcuta, puedan trabajar con la confianza de poder llevar el pan a su mesa.
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