En el año 1982 un grupo de ciudadanos, de bajos recursos, decidió construir sus viviendas sobre un terreno baldío en las cercanías del Aeropuerto Camilo Daza. Cinco años después, cuando fue elegido el primer presidente de la junta, este sector se bautizó con el nombre del renombrado aviador. 
De acuerdo con registros históricos, alrededor de esta zona se encontraba únicamente una pequeña ladrillera y varias crías de cabras. En cuanto a los habitantes, trabajaban comerciando verduras y comidas para sostener a sus familias. 
Otro hecho importante para el barrio ocurrió en 1987, fecha en la cual llegó el padre scalabriniano Roberto Maestrelli. Aunque este misionero fue asignado como párroco en el barrio Ospina Pérez, durante 13 años lideró procesos comunitarios en los barrios de Buenos Aires, la Ermita y Camilo Daza, entre otros. 
De esa manera, en 1988 el párroco inició la construcción de una pequeña aula en la calle 44 del barrio, la cual dos años después  se convertiría  en lo que hoy es la Escuela Camilo Daza. Según recordaron algunos residentes, entre 2003 y 2004 este espacio fue adecuado con 16 nuevos salones.
Vecinos informaron que otro punto emblemático para ellos es la iglesia La Dolorosa, la cual fue construida en 1996 y el Centro Piloto edificado en 2008. Mencionaron que en estos puntos se ubican los misioneros Scalabrinianos quienes continúan realizando obras para mejorar la calidad de vida de las familias del sector. 
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Por otra parte, residentes detallaron que el mayor crecimiento comercial y urbanístico del barrio se ha presentado en los últimos diez años. Destacaron que 2019 fue un año especial para la comunidad pues la Alcaldía -de aquel entonces- les otorgó el estatus de barrio, logrando así acceder a obras de pavimentación, instalación del alumbrado público y poco tiempo después la construcción de su salón comunal. 
Lo bueno
Uno de los aspectos que más destacaron los habitantes de Camilo Daza es la cantidad de comercios que hay en el barrio. Informaron que en este sector, de 13 calles, existen alrededor de diez tiendas y otros emprendimientos que tienen los vecinos, como lo son: talleres de costura, carpintería y mecánica.
Asimismo, habitantes relataron que los domingos varias personas tienen la costumbre de vender mute entre la calle 49 y 50. Indicaron que por su buen movimiento comercial, algunos ciudadanos van a trabajar allí desde otros barrios de la ciudad.
Residentes también destacaron la solidaridad que existe en torno a las actividades que realiza la iglesia. Señalaron que todos los años el párroco organiza bazares, bingos y reinados de belleza con el fin de unir a la comunidad y recolectar fondos para el mejoramiento del templo.