Motivado por el proyecto e invitado por su amigo Cristian ‘Jopito’ Álvarez, el argentino Matías Pisano llegó el pasado enero al Cúcuta Deportivo con el único objetivo de lograr el ascenso a la primera categoría, mismo que se cumplió el 2 de diciembre en el General Santander.
El extremo fue un pilar importante de la temporada 2025 impregnando ese espíritu competitivo, hambre y firme deseo por ganar en un equipo que venía de fallar en el regreso a la A desde 2022.
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Su nombre entró a la historia del tradicional elenco rojinegro y la capital de Norte de Santander será imborrable para su vida, puesto que en esta región fronteriza nació Bruna Pisano, su hija.
Con ella, cargada entre sus brazos, Matías celebró luego de ganar la final ante Real Cundinamarca, en un partido dramático. “Sabía que ella iba a traer el título, el ascenso, esto es para ella”, expresó evidentemente emocionado.
Crucial en la recta final
‘Matute’ trabajó para ascender y el fútbol terminó premiándolo. Llegó proveniente de Chacarita del ascenso de su país, pero con una carrera consolidada con pasos por Independiente de Avellaneda, Talleres, Aldosivi y Argentinos Juniors, en Argentina; Cruzeiro y Santa Cruz en Brasil; Tijuana en México; Atromitos en Grecia; Al-Ittihad Kalba en Emiratos Árabes Unidos; Palmaflor en Bolivia y América de Cali en Colombia, donde fue campeón con Cristian ‘Jopito’ Álvarez en 2019.
En el primer semestre, junto con ‘Jopito’, fueron los líderes futbolísticos del equipo dirigido por Bernardo Redín. El atacante, dueño del dorsal 9, aportó seis goles y dio cinco asistencias, pero terminó con la desazón de ser eliminado en la última fecha de los cuadrangulares.
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El extremo, un experto en interiorizarse y filtrar balones en el último cuarto de cancha, inició el Torneo II siendo titular, pero su rendimiento fue con altibajos que lo tuvieron en el banco en los primeros partidos del Nelson ‘el Rolo’ Flórez como director técnico.
En la recta final del campeonato, el futbolista de 1.62 metros de estatura se aseguró en el once inicial jugando por ambos costados del ataque y cerrando la fase del todos contra todos con un tanto en el empate 1-1 con Real Cartagena, en el Jaime Morón.
En la fecha 1 de los cuadrangulares, recibiendo un balón de Lucas Ríos, el gaucho anotó el gol del triunfo 1-0 ante Internacional de Palmira en el estadio Francisco Rivera Escobar.
Volvería a reportarse contra el mismo rival en la jornada 6, en el General Santander, en un juego donde el rojinegro estaba obligado a ganar y golear, y así fue imponiéndose 4-0 asegurando el paso a la final. Matías fue el encargado de abrir el camino rematando un penal con toda la potencia de su zurda.
La disputa por el título y el ascenso fue contra Real Cundinamarca. En la ida, disputada en el estadio Metropolitano de Techo de Bogotá, el fronterizo fue derrotado 1-0 en un juego donde Pisano fue incisivo retando en más de una ocasión al guardameta Kevin Cataño.
Pisano y Cataño tenían un disputa especial. En el Torneo I, el argentino le marcó dos goles: uno de penal en la fecha 5 y otro en los cuadrangulares después de una genialidad. El cancerbero, por su parte, le atajó dos penaltis.
En la vuelta, Cúcuta estaba con la obligación de revertir el resultado adverso sufrido en la capital. Lo hizo ganando 2-1 y forzando la serie a unos dramáticos penales para terminar imponiéndose 3-2.
Matías, de 34 años, fue participe del primer gol motilón dejando una asistencia memorable. El ofensivo, sobre el 13’, recibió un balón por el costado derecho y, tras enganchar hacia dentro, envió un preciso centro a media altura en medio de los defensores capitalinos para que Lucas Ríos definiera de primera intención.
Sobre el 83’, cuando el marcador estaba 2-1 y Jhonathan Agudelo había desperdiciado un penal al 76’, se presentó otra falta dentro del área. Pisano asumió el cobro, ejecutó con potencia y el balón terminó en estrellándose en el palo. La situación fue un golpe grande para el argentino, quien fue reemplazado al 90+2’ por ‘Jopito’, autor del penal que firmó el ascenso.
De camino al banco lamentó y se quejó por su salida, pero, después de sufrir la tanda definitiva, todo fue gozo y alegría celebrando a rabiar con todo el grupo y en especial con la colonia argentina formada por Álvarez, Ríos, Pisano y Diego Calcaterra.
Su continuidad en el motilón aún no está definida.
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