36 años en una mirada al pasado, unas cuantas casas dispersas era el único panorama urbano que florecía a orillas del río Táchira, en los límites de la frontera entre Cúcuta con Venezuela.
Este fue el lugar propicio para que se empezaran a construir las primeras casas del barrio Nuevo Escobal. Financiadas a través de una corporación de ahorro y vivienda, estos terrenos fueron cimentados con casas de interés social y construidos por la firma Proyectos Urbanos.
Al término de la iniciativa se entregaron 380 casas que constaban de tres habitaciones, un baño, sala-comedor y un patio, distribuidas en un área de seis metros de fondo por 15 de frente.
Fue así como se cumplió el sueño de los primeros habitantes de tener vivienda propia en un terreno legal.
El pago inicial fue de 930 mil pesos, y el resto lo pagaron a 15 años, en cuotas que iban de 11 mil pesos a 45 mil.
Sitios de recreación
En la actualidad, muchos de los habitantes han reformado sus viviendas y son pocas las casas de este sector de la Comuna 4 que aún conservan la estructura original.
Con la llegada de nuevas generaciones, los líderes comunales han tenido que adelantar gestiones para la construcción de nuevos espacios para el esparcimiento social.
Gracias a que los proyectos dieron fruto, el Nuevo Escobal ya cuenta con dos canchas y un parque para que niños, jóvenes y adultos puedan entretenerse.
“Tenemos dos canchas, la que es conocida como La Frontera, y el Coliseo, que es el más concurrido por las personas que residen acá”, precisó María Suárez, presidenta de la Junta de Acción Comunal (JAC).
(Dele siguiente a la imagen a continuación para ver toda la galería de los sitios de recreación en Nuevo Escobal).
Choque cultural
En la zona que limita con Venezuela, a un costado de una trocha, se ubicó un grupo nómada de la comunidad indígena yukpa, lo que ha generado un choque cultural en el que ambas partes aún están trabajando.
“Entender que las costumbres de ellos son diferentes a las de nosotros, no es fácil, por lo que la convivencia a veces se torna complicada”, precisó la lideresa comunal.
Suárez agregó que es complejo para ellos ver a los menores de edad de esta comunidad indígena deambular desnudos y sucios por las calles.
La situación se volvió más difícil cuando comenzaron los brotes de contagio de la COVID-19, porque los yukpa no estaban manteniendo los protocolos de bioseguridad.
Por esta razón, la Secretaría de Salud ahora hace presencia las 24 horas en el resguardo, con el fin de evitar que se convierta en un foco de contagio.
Calles que necesitan reparación
En Nuevo Escobal, varias vías se encuentran en mal estado, pero es la calle principal la que más genera preocupación; los residentes piden que sea intervenida lo más pronto posible.
Según la presidenta de la JAC, han estado trabajando para que la actual administración municipal haga los arreglos necesarios, porque, de lo contrario, la vía se terminaría convirtiendo en un punto de accidentalidad.
“El alcalde dijo que sí, que nos iba a tener en cuenta. Ya el proyecto se subió a la plataforma y esperamos que antes de que se acabe el mandato de Jairo Yáñez, podamos ver la vía pavimentada”, indicó la lideresa.
Los otros arreglos que se han hecho en la malla vial han sido mediante el programa comunidad-gobierno.
La iglesia
Cuentan los feligreses de este barrio que en otro tiempo solían desplazarse a la Parroquia de San Judas Tadeo, ubicada en El Escobal, pero para llegar a ella debían cruzar una vía de riesgo que conduce a Ureña.
Por eso fue que en el límite entre Nuevo Escobal y La Campiña de El Escobal se construyó la capilla Nuestra Señora del Milagro, que a la fecha sigue en construcción y constante remodelación. Hasta el momento, ya tiene capacidad para más de 50 personas.
“Ya no es una capilla, es una iglesia, es muy bonita y recibe a todos los católicos del barrio”, precisó la lideresa comunal.
La educación no ha sido problema
Los niños y jóvenes no han tenido mayor inconveniente con la educación, pues a pesar de que en el lugar no hay ningún colegio o escuela, a pocos metros se pueden encontrar varias instituciones a las que asisten sin ningún problema.
“Nadie se ha quejado por eso, cerca tenemos colegios privados y públicos, los niños pueden escoger y es una buena educación”, precisó uno de los habitantes de este barrio.