Hace más de 80 años, en la Comuna 9 de la ciudad, la unión de habitantes visionarios y un fuerte trabajo en equipo permitió cimentar lo que hoy en día se conoce como Barrio Nuevo, un legado comunitario que se mantiene vivo a pesar de los años.
Esa misma familiaridad entre habitantes hace que lo consideren como un territorio fiestero y de gozosa alegría decembrina.
Aunque algunas de las familias que lo fundaron ya no viven o se han mudado del sector, todavía permanece el recuerdo y destacan a personajes como Carlos Mora, José Lindarte y Ramiro Meza, así como a las familias Rangel, Ibarra, Quiroga, Rondón y Cárdenas, entre otras que, con el tiempo, han contribuido a la unión del barrio.
En especial, fue Carlos Mora uno de los más queridos, reconocido por su frase de “por un mismo objetivo, todo se puede lograr”. Falleció hace cuatro años, pero su legado de trabajo en equipo jamás será olvidado por sus vecinos.
Tradiciones
Cada 23 de diciembre, los jóvenes del barrio suelen disfrazarse, y en conjunto con una papayera, hacen un recorrido por las calles para que la comunidad salga y se una al festejo.
“Creamos nuestro pequeño carnaval, yo esperaba esa fecha en mi niñez e igualmente todos los que hemos crecido en el barrio”, afirmó Angélica Saavedra, presidenta de la Junta de Acción Comunal (JAC).
Al final de la celebración, premiaban a la persona que, por su creatividad e innovación, era destacada por el mejor disfraz.
El señor Carlos Mora, además de ser uno de fundadores de Barrio Nuevo, también dejó a su paso tradiciones como la llamada ‘Vara de premios’, celebrada cada 25 de diciembre.
“Esa tradición fue creada con el objetivo de festejar con los pequeños la llegada de los regalos del Niño Dios o Papá Noel. Se tomaba una vara muy alta y la llenaban de grasa, en la punta colocaban un dinero recolectado entre los vecinos, y en el resto de la vara colgaban algunos obsequios”, relató la líder comunal.
Era considerado ganador el niño que alcanzara la cima, el premio era el dinero. Los demás participantes, si en el transcurso de la subida encontraban un obsequio, podían tomarlo.
Con el paso del tiempo, optaron por hacer esa tradición también cada 1 de diciembre, para dar apertura a las fiestas decembrinas.
La familia Meza, muy conocida en el barrio por trabajar de la mano con Carlos Mora durante las festividades, después de la muerte de este emblemático personaje, quedó a cargo del desarrollo y organización de las actividades para no dejar desvanecer sus tradiciones.
Sin embargo, a pesar de seguir con los juegos, bailes y festejos, hoy los habitantes consideran que poco a poco se ha perdido la idea original, pues el difunto animaba cada actividad o buscaba a alguien que lo hiciera; ahora, solo suena una miniteca con música.
Aunque el año pasado las dinámicas generales y tradiciones fueron frenadas por la pandemia del coronavirus, esperan que a fin de este año puedan ser retomadas.
Lugares de recreación
El barrio cuenta con un parque biosaludable en el sector Almas Consagradas, y otro que ubicado en la vía principal, cerca al Canal Bogotá. También poseen una cancha de microfútbol y baloncesto, que hace poco fue techada.
Cerca a la escuela, otro escenario deportivo en tierra es lugar de encuentro para campeonatos entre otros barrios de la Comuna 9.
Juntos por el barrio
La capilla Nuestra Señora de Lourdes fue construida hace 10 años. El difunto Carlos fue quien tomó la iniciativa del proyecto, y junto a algunos habitantes, lograron concluirlo por medio de rifas, paseos cada 15 días, bazares y bingos.
Al principio, fue elaborado con hoja de zinc, costales y palos, pero con el tiempo lograron conseguir recursos para su mejora.
Por el esfuerzo y proceso de la construcción, delegaron una celebración anual con la fecha patronal de la Virgen de Lourdes.
Antes ocupada por una extensa cancha, la Escuela Atanasio Girardot también fue construida por la comunidad. Años después, la Secretaría de Educación los apoyó con mejoras en la edificación.
“Es considerado como uno de los mejores centros educativos. Todos los salones cuentan con aire acondicionado, pupitres nuevos y es una de las más amplias, todo obtenido en el transcurso del tiempo por los líderes comunales”, afirmó Saavedra.
Cuidado en las calles
Sin embargo, en este sector de la Comuna 9, no todo es felicidad. La problemática que más los aqueja es la inseguridad que se vive en las calles. Señalan a los habitantes de calle del Canal Bogotá como los principales culpables.
“Se nos están robando las rejas, macetas, ollas y todo lo que puedan vender. Para entrar a mi casa con el carro, siempre debo llamar a mi mamá cinco minutos antes para que me abra el portón, por el temor a que me lleguen a robar o hacer algo, porque a varios vecinos les ha sucedido”, destacó la presidenta de la JAC.
Por otra parte, consideran el factor ambiental como otro punto crítico. Algunas de las calles fueron pensadas como canales, y el agua del Canal Bogotá se desborda hacia ellas en cada lluvia o en cada taponamiento de Bogotá.
Por lo general, esas vías mantienen encharcadas y destilan malos olores.
“Nos comunicamos con los de la empresa de aseo para la limpieza, y ellos vienen, pero es la Administración Municipal la que debe optar por presentarnos otra solución”, puntualizó Saavedra.
A esa contaminación se suma una recicladora que, de acuerdo con la comunidad, se ha convertido en un centro de concurrencia para los habitantes del Canal.
Se sienten agotados de insistir en la Alcaldía. En la administración anterior, tuvieron que pasar varios oficios hasta que finalmente obligaron al establecimiento a cerrar. Ya ha pasado tres veces, pero dicen que el dueño lo abre de nuevo.
Mayerly Gómez Carvajal | Practicante de Periodismo