El lema gubernamental pudiera ser el título de esta columna porque en dos años no hay nada importante que haya realizado el tan cacareado “Gobierno del Cambio”. No ha cambiado el afán de comprometer a los congresistas para que aprueben sus proyectos y, por el contrario, se ha entronizado la más escandalosa corrupción para comprar a los legisladores con miles de millones de pesos.
En el incalculable clientelismo para pagar favores no importa si los nombrados tienen antecedentes judiciales y, mucho menos, si conocen los asuntos de su empleo. El despilfarro no tiene límites: Enormes comitivas presidenciales para eventos internacionales inútiles; dineros públicos sin control para manifestaciones en favor del presidente; lujos desproporcionados en eventos oficiales, vehículos, distracciones etc.
En dos años, este gobierno ha hablado de proyectos de todo género para ilusionar a incautos, como un tren elevado desde Buenaventura hasta Barranquilla; otro que atraviese los llanos orientales; un aeropuerto internacional en la Guajira; universidades públicas en todos los municipios; un metro subterráneo para Bogotá; la entrega de millones de hectáreas a campesinos que, por cierto, ha generado una inmensa corrupción. Y para rematar, cambiar el Escudo Nacional. ¡Qué falta de respeto con un país que tiene tantas necesidades!
Ni hablar de la Paz Total convertida en una feria de negociaciones que han conducido a mayor violencia en las regiones controladas por los delincuentes reunidos en grupos para sacarle ventajas al gobierno. No se sabe si ésta es una falta de visión global por parte del presidente, o una estrategia para sumir al país en un caos general y, luego, pescar en río revuelto.
Lo que sí ha logrado el gobierno del cambio es arruinar a 230.000 pequeñas y medianas empresas; prohibir la exploración petrolera; frenar las inversiones extranjeras; producir pérdidas en Ecopetrol; reducir las exportaciones; acabar los subsidios para viviendas de interés social, amenazar a la justicia y otros etcéteras que se deben evaluar.
Y con una Asamblea Constituyente para reformar la Constitución a su acomodo, y el fast track para recuperar el tiempo perdido en discursos y escándalos internos, ahora el presidente quiere obligar a la banca nacional a entregarle los dineros de sus ahorradores para darlos a la “eficiente” administración que él dirige con sus amigotes. Seguramente ya tienen en mente grandes ideas parecidas a los carrotanques de la Guajira o al contrato de Caregato.
En el año 1900, ante la penuria de sus finanzas oficiales, el presidente de Venezuela General Cipriano Castro recibió la propuesta surgida de su Consejo de ministros de exigir a los bancos privados unos préstamos forzosos; pero los banqueros se negaron porque conocían la precaria situación de la tesorería. Uno de sus ministros exclamó que si no lo hacían voluntariamente había que abrir las cajas fuertes a golpes de mandarria. Y ante la negativa de los banqueros de entregarle los ahorros, el presidente Castro ordenó su arresto y, después de varios días de prisión, los hizo desfilar encadenados por las calles de Caracas para arrancarles su asentimiento.
¿Es posible que alguien le haya contado esta historia al presidente Petro?
ramirezperez2000@yahoo.com.mx
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