
Llevamos poco más de diez días en el juicio de Álvaro Uribe Vélez, el juicio del siglo en Colombia. Un proceso que comenzó como un boomerang lanzado por Uribe contra el Senador Iván Cepeda, con la intención de incriminarlo por falsos testigos, pero que terminó devolviéndose y golpeándolo de frente. Hoy, el expresidente enfrenta el mayor desprestigio de su vida política y tiene un pie en la cárcel.
Por ahora, la estrategia de su defensa nos deja ver que a Uribe solo le quedan dos caminos, ir a prisión o buscar un vencimiento de términos. Y, ¿Por qué no incluyo la opción de que salga inocente? Porque hasta ahora, la defensa ha hecho todo lo posible por dilatar el proceso: ha intentado cambiar de juez y fiscal, ha puesto varias tutelas, entre otras maniobras que podría llevar al archivo del caso sin que se dicte un veredicto de fondo. Esta estrategia deja una conclusión evidente, su equipo legal no cree viable demostrar su inocencia.
Los dos escenarios de Uribe
- Ir a la cárcel
Para Uribe, esto sería la peor desgracia y humillación de su vida ¿cuándo se hubiera imaginado ser el primer Presidente en la historia de Colombia en irse a la cárcel?, más por algo tan grotesco como un caso de falsos testigos. Mientras que para la ultra derecha Colombiana, sería perder a uno de sus grandes referentes, pues quienes militan en ella lejos de proponer un modelo de país lo único que hacen es vivir de la imagen del patriarca, e intentar mantener a las mafias que representan en el poder para lograr así un beneficio económico para ellos, que les permita elección tras elección sostener su centímetro de poder.
- Salir libre por vencimiento de términos
Uribe siempre se ha vendido como un hombre frentero, que da la cara a los problemas. Esa ha sido la base de su narrativa política. Sin embargo, si logra su libertad por vencimiento de términos, más allá de parecer culpable, quedará como un cobarde que evade la justicia a toda costa. Una imagen que destroza el mito del patriarca aguerrido que enfrentaba todo sin miedo. Su electorado votaba por un líder fuerte, no por alguien que se esconde tras leguleyadas para evitar a la justicia.
Cualquiera de los dos caminos son nefastos y significan es una derrota para Uribe. Su imagen se derrumba y la derecha se queda sin su única figura con peso electoral. Mientras su juicio avanza, lo único seguro es que, gane o pierda, su legado político está en ruinas.
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