El retorno a la normalidad de actividades como el comercio o transporte que se vive en el Catatumbo desde el 30 de abril, día en que Los Pelusos (disidencia del Epl) decidió ponerle fin a un castigo injusto contra la población civil y levantar el paro armado, no significa que en la región haya tranquilidad.
Las problemáticas socioeconómicas que se viven en los once municipios del Catatumbo son mucho más profundas que la presencia de actores armados en el territorio y son las que han evitado que esta subregión de Colombia progrese y aproveche las riquezas en recursos naturales que posee.
Sin embargo, hay una intervención que pretende hacer el Gobierno Nacional, que es bastante prometedora y que serviría para transformar la situación en la que viven cientos de miles de personas de las zonas rurales del departamento, especialmente en el Catatumbo, y que a su vez le quitarían mucho poder sobre la población a los actores ilegales que habitan el territorio desde hace varias décadas.
Me refiero a los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), de la Agencia para la Renovación del Territorio (ART), los cuales, si bien habían iniciado en 2017, este año empezaron a tomar más forma y ya iniciaron a contemplar los proyectos específicos para mejora el campo en las 16 subregiones que contempla la Agencia (entre ellas está el Catatumbo).
Los PDET pretenden llegar a los 170 municipios de Colombia donde hay mayores índices de pobreza, economías ilícitas y debilidad institucional.
De estos, 8 están ubicados en Norte de Santander, precisamente en el Catatumbo.
A pesar de que los PDET tienen varios pilares con los que se quiere transformar las zonas rurales, son tres los que me parecen los más importantes: Ordenamiento social de la propiedad rural y uso del suelo: reactivación económica y producción agropecuaria; y, educación rural.
Con proyectos en estos tres rubros, el Catatumbo puede cambiar y dejar atrás las dinámicas nocivas de explotación de la tierra relacionadas con la deforestación.
No por nada ocupamos (por segundo año consecutivo) el tercer puesto entre los departamentos en los que hay alarma por deforestación, es porque ejercemos prácticas que perjudican al suelo y no están generando el beneficio que muchos creen.
Por ejemplo, la expansión de la frontera agrícola a causa de la ganadería extensiva que se practica en el Catatumbo (donde utilizamos una hectárea y media de tierra por cabeza de ganado, lo cual es absolutamente ineficiente), la cual emite altos niveles de gases de efecto invernadero, y los cultivos ilícitos, los cuales dejan 800.000 toneladas de residuos al año, que contaminan las diversas fuentes hídricas, el suelo y el aire de nuestro departamento. En el tema de los cultivos ilícitos es importante hacer una mención sobre la falacia que nos han contado durante años: que cultivar coca es altamente rentable para el campesino. Esto es falso, en tanto que el campesino persiste en condiciones de vida insatisfactorias, mientras que el narco recibe los dividendos de esta actividad ilegal.
Es importante que desde los PDET se puedan reformar ciertas condiciones del agro en Norte de Santander, y especialmente en los 8 municipios que prioriza la Agencia para la Renovación del Territorio - ART (Convención, El Carmen, El Tarra, Hacarí, San Calixto, Teorama y Tibú), para que el Catatumbo renazca y empiecen a verse los frutos de la explotación del potencial agrícola que poseemos, sin afectar el medio ambiente y transformando la calidad de vida de los habitantes.
Si la ART tiene éxito en el Catatumbo, no sólo nos liberaremos del yugo de los actores armados ilegales que amenazan la vida de la población civil, sino que tendremos una región con crecimiento económico y por fin, una tranquilidad verdadera.