Es indudable que la colonización de “La concepción” hoy Lourdes y de Sardinata partió desde Gramalote, que a finales de 1700 ya era un asentamiento pionero llamado “caldederos”, que desde Salazar de la Palmas hizo el camino de Terán y esa historia la han venido enriqueciendo sus hijos desde tiempos inmemoriales, aunque falta mucho por escudriñar.
Pero de “Caldederos” a La Concepción, Sardinata y Las Mercedes a pesar de los esfuerzos de los últimos tiempos en la investigación histórica, es poca la que se ha traducido en textos y solo se dan pinceladas esporádicas en periódicos y revistas que debiera acopiar la Honorable Academia de Historia.
Ha habido descuido de las autoridades municipales y de los rectores de los colegios para estimularla, y a las generaciones nuevas no se les inculca esa iniciativa que es la mejor forma de fortalecer la pertenencia. Ya ni los médicos de esos municipios atienden partos en esos pueblos y los niños desde hace unos treinta años son todos cucuteños y el Registro Civil se congeló.
Alguna vez, nos reunimos varios amigos liderados por el nunca bien lamentado parlamentario Darío Alberto Ordoñez Ortega y nos propusimos investigar nuestra historia a partir de la finalización de 1700, y le dimos nombre al trabajo denominándolo “El camino a las Mercedes”. Obviamente Darío Alberto se centró en el historial de Sardinata, y quedó de ello un buen documento sobre la verdadera historia.
Los primeros ejercicios en común y esporádicos fueron relativos a rectificación de fechas y de sitios. Nos documentamos en los registros escriturarios de las Notarías de Gramalote y Salazar, con la acuciosa colaboración de Luis Eduardo Ramírez Castañeda, un gramalotero erudito, voraz lector y hombre culto y ocasionalmente nos permitieron en los archivos de la Arquidiócesis de Pamplona, que trataremos de continuar con la venia de señor arzobispo.
A comienzos de este año, publicamos el inicio del recorrido del “Camino a Las Mercedes”, que partiendo de la rivera de la quebrada la caldedera, la bordea y va subiendo dejando por el camino real viejas casonas de tapias pisadas y enclaustradas, La Palma, los Sanjuán, La Olinda, Villa Marina, Casa de teja, Campoalegre, Dardanelos, La Primavera, La Rochela, El Pórtico, El edén, La Alianza, La Concordia, La Garita, El Banco, Bilbao, La Pedregosa, la Ceiba, Sardinata.
Sardinata realmente empezó a colonizarse con salazareños y gramaloteros desde fines de 1700. Tres apellidos fueron pioneros: Ordóñez, Yáñez y Peñaranda.
Muchas cosas han cambiado. Hasta los nombres de las poblaciones: San Pedro por Villacaro, La Florida por Bucarasica, La Concepción por Lourdes, Caldederos por Galindo y Gramalote, La Cruz por Ábrego.
Ya el 14 de noviembre de 1835, en la última presidencia del General Santander, ante el notario de Salazar, Joaquín Yáñez Caballero, se corrió una escritura hipotecaria sobre predios ubicados en Sardinata, de propiedad de Fermín Omaña y en favor de Francisco Díaz.
Pero fue don Antonio Rodríguez, verdadero fundador de Sardinata, quien en 1843 donó un lote de ocho cuadras, a la Iglesia católica representada por el párroco de Gramalote, padre Secundino Jácome, y mediante documento privado, que luego fue escritura pública.
Como se ve, fue don Antonio Rodríguez el verdadero fundador que, además, fue adjudicando los lotes y demarcó primero la Plaza Principal, los entregó a las primeras familias aledañas a ese marco, del cual existe un plano con los nombres de los beneficiados.
Contrario a la leyenda, el padre Secundino Jácome fue absolutamente indiferente, no se tomó la molestia de informar a la curia de Pamplona de la Donación y fundación, ocasionalmente visitó el poblado y con el tiempo envió a don David Castro y a don Antonio María Peralta, para que contribuyeran al trazado de las calles. Como ven la Investigación de Darío Alberto Ordóñez fue exhaustiva.