En días pasados se dieron hechos que indican, de manera por demás evidente, el deterioro del ejercicio de la política tanto hacia el exterior como en lo interior, lo cual es a su vez una muestra de un proceso mayor de decadencia de la cultura política, salvo por lo que está indicando la intención de voto en la campaña a la alcaldía de Bogotá.
Hacia el exterior tenemos un Presidente de la República que, en el afán-comprensible pero frecuentemente irreflexivo, y por ende estratégicamente frágil- de cercar al régimen de Maduro para presionar su caída, presenta una serie de fotos falsas y sin atribución ante la ONU, gracias al también irreflexivo exjefe de Inteligencia de las FFMM, con lo cual no solo quedó en entredicho la credibilidad del Gobierno. También sus visos de incompetencia gubernativa al intentar enderezar el asunto con “correcciones” posteriores improvisadas y acompañadas de vaguedades. Y, por si fuera poco, quedaron igualmente al desnudo las dosis de ineptitud de los responsables del nivel estratégico nacional: Ministro de Defensa, Consejero de Seguridad y Director Nacional de Inteligencia, a no ser que el presidente los haya soslayado al preparar su intervención, lo cual corroboraría los visos de incompetencia gubernativa.
En lo interior, fue francamente deplorable la imagen del congresista uribista salido de casillas - como suele suceder con buena parte de ellos (as) - que se lanzó a darle un empujón, en el sentido violento de la expresión, al senador liberal que osó poner en tela de juicio el comportamiento de su jefe el expresidente Uribe, dejando así, y una vez más, al descubierto uno de los “legados” de Uribe: no haberle abierto el paso a una nueva generación de buenos liderazgos, sino haber engendrado una serie de figuras sin reservas y sin criterios que creen que la respetabilidad y credibilidad se ganan a punta de incontinencia verbal.
También hay que registrar la escena de baja estofa en la que una exsenadora conservadora - que llegó al senado gracias al “uso” que hicieron de ella “prohombres” de la política barranquillera- condenada a quince años de prisión por comprar votos, que se fuga por una cuerda roja que cuelga de la ventana de un consultorio odontológico: gracias al deshonroso video que circula por las redes sociales, que la muestra dándose un totazo y escapándo en la moto de un hombre disfrazado de ‘rappitendero’. Quedó así en evidencia que dicha clase política local tiene alto el umbral de la indignidad. Paradójicamente la escena se dio en la misma semana en la que el partido conservador celebraba su 170 aniversario. ¿Más muestras de decadencia?
Pese a todo lo anterior, surge algo de esperanza al mirar la tendencia en la intención de voto que están mostrando las últimas encuestas de la campaña por la alcaldía de Bogotá. En efecto, está resultando favorecido Carlos Galán, el candidato al que justamente se le está reconociendo tanto su visión de la problemática bogotana y sus soluciones, como su decencia, coherencia y sensatez.
@CarlosAlfonsoVR