Debemos ser conscientes que la evolución y transformación de la sociedad son situaciones que si o si van de la mano con todas las acciones que dominan el comportamiento del ser humano y sus consecuencias.
Los que crecimos en un sistema educativo de cara a la construcción de criterios y carácter para una vida en comunidad, se nos genera una duda permanente en cuanto a cómo se transmiten las enseñanzas hoy día. Y no se trata de cuestionar al docente; es entrar en esa línea invisible que separa la sensatez educativa y la modernidad, que, en algunos casos, está llevando sembrar en las personas que educan la idea que la mejor manera para surgir o ganarse la vida es hacer el menor esfuerzo posible.
El impulso que se intenta dar desde las instituciones educativas está siendo detenido por una barrera inmensa de información que vende a los jóvenes un estilo de vida lleno de fantasías ,y con alternativas rápidas para obtener ingresos con poco esfuerzo. Inclusive, quienes son docentes hoy, o los que fuimos en alguna etapa de la vida, sabemos que consultar herramientas como Google o quizás la famosa IA, está llevando a tener una vida más “simple”, porque esas plataformas terminan dando respuesta a todos nuestros interrogantes, limitando así la creatividad de ser humano y la habilidad de pensar, en especial al estudiante que hoy acude a ellas en formas a veces desmedidas, haciendo fácil la consecución de la información y la resolución de problemas.
Cuando se escucha hablar de que algunas instituciones educativas, en especial las de secundaria, prohíben el uso de celulares en clase; termina siendo una manera de promover el PENSAR en cada alumno, obligándolo a tener capacidad de análisis; promoviendo en los estudiantes el “darse cuenta” de sus capacidades propias y reales. Por el contrario, encontramos otros que hasta recurren a acciones judiciales para que les devuelvan el derecho de tener su celular, ya que se sienten vulnerados.
La intención de esta columna no es ir en contra de la tecnología ni de los avances que hoy se desarrollan, la verdadera intención es abrir los ojos ante una realidad que va sin límites, y que frena de alguna manera el pensamiento del ser humano, por que todo se encuentra fácil. Por ejemplo; agarras un texto X de cualquier libro, lo llevas a una de las tantas aplicaciones de IA, y ella lo desarrolla por ti, así de fácil; dejando a un lado el poder del humano de sacar sus propias conclusiones; dejando de usar la mejor herramienta que Dios nos dio, el cerebro; órgano que es perfecto, y hecho con la paciencia de un ser superior; que le dio al hombre la capacidad de desarrollar ideas y construir un futuro. Tanto se ha construido en términos de AI que están diseñando elementos que probablemente llevarán a la autodestrucción de la humanidad.
Hoy día dependemos casi en 100% de la tecnología, pero esto no es malo; lo que no podemos permitir es que ella sea la que tome las decisiones y domine hasta nuestros pensamientos, y esto es lo que vemos a diario en las aulas de clase y en las casas de los estudiantes, quienes quieren todo fácil y no quieren en muchos casos estudiar. El estudiante hoy no quiere investigar, el estudiante hoy no quiere leer; simplemente va, busca y lo que dice la AI, lo da por hecho. Colocarse en el papel de docente no es fácil, hoy decirle algo a un alumno puede convertirse en un problema mayúsculo. Algunos como yo recordaremos regaños por no llevar las tareas o por algún acto de indisciplina, pero esos señalamientos en la mayoría de los casos sirvieron para construir un carácter de cara a la sociedad que nos enfrentamos.
La invitación debe ser a no dejar de lado la capacidad de razonar que Dios nos dio. Si dependemos y dejamos en manos de las plataformas y la IA todo nuestro día a día, en poco tiempo seremos una herramienta de esa tecnología que desarrollamos y a la que no le colocamos límites.
Fomentar desde nuestros hogares la cultura de la lectura, la cultura del análisis de casos de la vida diaria; mostrar las bondades en desarrollar nuestras capacidades debe ser una meta por cumplir en cada núcleo familiar. Permitir que la educación esté encaminada en retomar las herramientas intelectuales de cada alumno es un deber moral en todos los que de una u otra manera hacemos parte de la fuerza educativa de los jóvenes en el país. Cuando menciono que hacemos parte, es porque, en cada momento del día, sin ser docentes, podemos dar ejemplo de discernimiento, cultura ciudadana, análisis de casos y otras situaciones más que sirven de guía a esos que nos miran diariamente.
Quien nos educa hoy es un gran interrogante, y una invitación para hacernos esa pregunta diariamente; inclusive al responderla podemos abrir nuestros ojos y los ojos de quienes nos rodean, mostrando una realidad que va ganando terreno en la sociedad.
¿Qué será del hombre cuando pierda hasta su capacidad de pensar?
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