¿Hasta dónde Colombia estaría preparada para poner en práctica la propuesta del ministro de Justicia para que los presos salgan de día y regresen en las noches a sus centros de detención? El hacinamiento carcelario es un gran problema en América Latina, en donde incluso Colombia no es de los países con mayor sobrepoblación en la región. De lejos el Salvador presenta unos niveles altísimos del 334%, y en las que las imágenes de sometimiento y casi acuartelamiento militar impuestos por su presidente Bukele son muy conocidas en el mundo.
Le siguen Bolivia con un 260% y Ecuador, país cuyos enfrentamientos en las cárceles y crímenes en los últimos meses se han convertido en problemas de Estado. Sin duda el preso más famoso en la historia de la humanidad que salía a trabajar, fue el del escritor ruso Fedor Dostoyevsky, preso en San Petersburgo acusado de conspirar en 1849 contra el Zar. Trabajó dos años en Siberia, y la segunda parte de la condena fue como soldado ruso.
En Inglaterra seguramente el caso más interesante fue el de una detenida que salía a trabajar y de hecho se convirtió en una exitosa empresaria tan pronto pagó su condena; fue la cantante Roslin Callender, presa por adicción y tráfico de drogas. En el Reino Unido existe una fundación conocida como Starptup que a ayuda a los presos a realizar emprendimientos empresariales. Trabajé hace algunos años en el ministerio de justicia y seguramente una de las cárceles en Colombia en donde los presos trabajan de forma más organizada, dentro del establecimiento, es la Colonia Penal y Agrícola de Acacías en el Meta.
En los últimos meses probablemente uno de los presos más famosos que tenía Colombia que salía, no propiamente a trabajar, fue Carlos Mattos que utilizaba hasta los mismos vehículos del Inpec para salir a comer a elegantes restaurantes y reunirse con sus abogados, y por ello fue destituido el director.
Si bien es cierto a todo gobierno hay que darle un margen de tiempo razonable para poner en marcha sus propuestas y poder llevarlas a la práctica, y más en un cambio tan profundo de orientación ideológica como nos ha sucedido desde el pasado 7 de agosto; después de cinco meses de posesión de Petro se evidencia una realidad inocultable: uno de los efectos que hasta ahora ha generado la propuesta de “Paz Total”, que implica una tregua en la lucha contra las bandas criminales de parte de la policía, y en algunas zonas por parte del ejército, es que estas últimas han aprovechado, le han sacado ventaja a esa tregua y han avanzado en su actividad delictiva. En los últimos meses la delincuencia ha ganado más espacio, se ha disparado por todo el país.
Esta última realidad preocupa pues si bien la propuesta de Paz Total que plantea el gobierno tiene un buen propósito como política de Estado, hasta el momento pareciera que está produciendo un resultado contrario.
Y eso de que los presos salgan a trabajar, pues ni imaginar a un integrante del clan del golfo, por decir algo, pavimentando una calle y luego esperando su regreso al centro carcelario.
De la propuesta de gobierno habría que definir el tipo de preso que podrían salir, aunque un país como Colombia que inútilmente lleva más de 30 años solucionando los problemas carcelarios, esta pareciera ser otra propuesta ingenua y tonta del ministro, como aquella otra que apenas duró un par de días en las que Osuna proponía que los ladrones de celular para evitar ir a la cárcel, le devolvieran a los afectados un móvil nuevo. Al menos da la impresión que el ministro lee muchas historias de Tin TIn y Mandrake. ¿Con esas propuestas tan incoherentes es que se piensa afrontar los problemas de la justicia en Colombia? ¿Ese era el cambio?