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¿Qué será lo quiere el ñero?
Gustavo Bolívar, con tristes referencias comerciales, dice que renunció porque la "política" le ha dejado muchas deudas.
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Sábado, 14 de Enero de 2023

La renuncia al Congreso del narconovelista y líder de las milicias urbanas encargadas de las asonadas izquierdistas preelectorales, Gustavo Bolívar, trae muchos interrogantes sobre la estrategia de la extrema izquierda para las elecciones regionales de octubre y muestran la importancia que estas tienen para consolidar el narcocambio.


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Gustavo Bolívar, con tristes referencias comerciales, dice que renunció porque la "política" le ha dejado muchas deudas y como él es un tipo "honrado" no ha caído en la corrupción. Primera clave: vuelve a sonar el tema de la corrupción que tantos réditos le ha dejado a la izquierda, así el gobierno Petro concentre la mayor agrupación de corruptos jamás vista.

La izquierda quiere que más radicales tipo Ospina, el alcalde Cali, o santistas proestatistas y populistas tipo Quintero de Medellín, o aún que personajes claramente proguerrilla lleguen a alcaldías y gobernaciones, para poder profundizar el cambio de la paz total e imponer el colectivismo estatal en un narcoestado.  Por eso necesitan neutralizar sus actuales socios conservadores y gaviristas, e incluso a la izquierda verdirroja, que en cabeza de la alcaldesa de Bogotá Claudia López, ha mostrado que como toda la izquierda es pésima administradora, planificadora y ejecutora, pero no es radical. La mayoría de los verdirrojos siguen creyendo en la democracia liberal, no así personajes ensalzados por Bolívar en su entrevista de la revista SEMANA, como Iván Cepeda, Victoria Sandino o Juan Manuel Santos. Obviamente no le falta razón a Bolívar al decir que sus actuales socios de los partidos tradicionales son una banda de corruptos, pero no menciona la corrupción en sus filas como Piedad Córdoba, Benedetti y demás, 
insinuando eso sí que el presidente del Congreso por el partido del presidente, el camaleón Roy Barreras no es "totalmente honesto". 


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Sacará Bolívar un libro que editoriales españolas estarán gustosas en publicar y promocionar, donde botará mugre preelectoral a todas partes buscando vender la extrema izquierda como los limpios del pueblo. No se equivoquen, Gustavo Bolívar no salió a pagar sus deudas, no es su costumbre, ni a ser  candidato a la alcaldía de Bogotá, salió por orden de Petro a hacer propaganda negra, a mentir, injuriar, amenazar y crear caos cuando sea necesario con sus milicianos. Y no va a estar solo. El ñero del petrismo salió a ser la vanguardia de otra elección sucia pero definitiva para el futuro del país. Y para colmo de males con el mismo registrador santista que logró hacerle aparecer más de un millón de votos a la izquierda en las parlamentarias. Cada día se cierra más el cerco y los votantes actúan como todavía zombis. Arrancó el 2023.

Y una vez más harán combo con el santo-samperismo; estamos avisados.

Noticula. La irresponsabilidad fiscal de un gobierno es un acto de comportamiento no sostenible, sostiene el historiador económico y financiero británico Niall Fergusson, en su libro La Gran Degeneración. Para Fergusson mantener grandes déficits fiscales por crecimiento del gasto, no por inversión, en aras de una mal entendida equidad y buscar cubrirlos apoyados en crecientes volúmenes de impuestos que reduzcan la posibilidad de desarrollo, llegando incluso a expropiar el ahorro de las familias como hace el impuesto al patrimonio y adquirir deuda de mediano y largo plazo, es comprometer recursos de futuras generaciones para cubrir las ambiciones de la actual. El modelo de política económica del estado macrocefálico es una actitud insostenible de quienes ahora se declaran "luchadores" de la sostenibilidad. 

Pero lo que más impacta a Fergusson es que sean los afectados, los que van a tener que pagar lo que no se comieron, los grandes defensores del modelo estatista insostenible en una actitud que ellos consideran "progresista": los jóvenes. Les están quitando el futuro y ellos apoyan. La irracionalidad no tiene edad y en esta época parece que es omnipresente, resultante de una labor continúa de destrucción del pensamiento crítico por aquellos que lo debían crear: profesores y comunicadores sociales. Fecode lo logró.

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