
Utilizo esta metáfora para referirme al aumento desmesurado de motos circulando por toda la geografía nacional, incluso del mundo entero, que, por ser un transporte relativamente económico, consume poco combustible y reduce los tiempos para trasladarse de un lugar a otro.Iguales a una plaga extendiéndose sin control efectivo por parte de las autoridades, lo mismo que sin una pisca de cultura ciudadana de parte de la mayoría de los propietarios de estas.
Por ahora solo me referiré a lo que percibimos directamente, el área Metropolitana de Cúcuta. Existe, sin que haya unos estudios recientes sobre el particular, pero lo expresado por conductores, entre ellos taxistas, 6 a 7 motos por vehículo rondan en el área. Esto por si solo se convierte en un caos.
Dos hombres en moto, a pesar de estar prohibido por órdenes de las autoridades de tránsito son el pan de cada día, sicariando a diestra y siniestra, atracando en manada a personas desprevenidas en las calles y a los habituales clientes de tiendas, almacenes, restaurantes, salones de belleza etc. pues me haría interminable detallar los sitios que estos delincuentes frecuentan, alejando en muchas oportunidades la clientela de estos lugares, buscando refugio en sus casas por el temor a ser asaltados, superando el accionar de la policía, colocándonos como una de las ciudades más inseguras no solo a nivel nacional, sino del mundo.
Voy a reseñar a vuelo de pájaro las infracciones más frecuentes que cometen la mayoría de conductores de motos, para salirle adelante a una posible protesta de alguna asociación de estos vehículos que manifieste que no son todos y que sus asociados no violan las normas de tránsito. Veamos: Las motos, o mejor, los conductores, como un ataque de abejas, manejan en zigzag en medio de los automotores, rayando a los mismos en la mayoría de las veces con cajones que llevan en la parte trasera, tumban los espejos retrovisores y pare de contar. Estos incidentes no se denuncian por lo tanto no hay estadísticas al respecto, pero son innumerables. Manejan en contravía, se montan en los andenes para ganar espacio, invaden las ciclorrutas, manejan a altas velocidades en la zona urbana, no respetan los semáforos, parquean indiscriminadamente en las calzadas reduciendo significativamente las vías para los automotores, no portan chalecos reflectores, ni cascos como lo indican las normas, hacen malabares y acrobacias, especialmente en el Centro Comercial Bolívar, borrachos, motos ruidosas por encima de los decibeles permitidos, piques en vías públicas, no utilizan los direccionales, todo en perjuicio de los peatones y de ellos mismos.
Como el común denominador de estos comportamientos son la falta de cultura de parte de los conductores, es necesaria una educación que pareciera hizo falta en las empresas de enseñanza y en los organismos de tránsito cuando le entregan la respectiva licencia de conducción. Las empresas relacionadas con estos vehículos deben patrocinar unas cartillas ilustrativas que les indiquen las violaciones a las normas de tránsito y sus consecuencias de no cumplirlas. Y las autoridades de tránsito y policía ejercer mucha más autoridad para que nosiga esta problemática saliéndose de las manos.
El señor Botello director de tránsito del municipio como debe ser, tiene que apersonarse de la situación, coordinar el tema de las cartillas, para esta problemática insostenible para la movilidad en su área Metropolitana.
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