Como en el “trac tac” de Hermman Hesse, digo que este libro es solo para los miembros de número y correspondientes de la Academia de Historia de Norte de Santander.
Me llegó de regalo del día del padre. Tiene su advertencia: una Guía para lectores desprevenidos. La primera edición en 2013 fue lanzada por la Universidad del Rosario. La segunda por la Universidad Javeriana. La última reimpresión es de ahora en 2018 y huele a tinta.
Con la sola lectura del prefacio de Pamela Murray, profesora de la Universidad de Alabama-Birmingham, una norteamericana e hija de madre paisa, uno se intriga y no puede detenerse en su lectura. Además, porque la escriben e lustran Michael J. La Rosa un abogado neoyorkino nacido en Philadelphia. Un libro presentista que aparentemente en sus doce capítulos se aleja de la vieja historiografía que diseccionaba el pasado y explica por qué somos como somos. Explica por qué con tantas dificultades que nos retratan como un Estado fallido, o por lo menos como una gran decepción, sin embargo tenemos un sabor muy fuerte de Nación. ¿Cuáles son los factores que han permitido que Colombia, como Nación perdure y que a pesar de sus problemas endémicos, cada día prospere? Indaga por los fundamentos que en todos los estratos se percibe de mejorar y de aspirar al confort y a un relativo bienestar. En otros términos, es un texto de historia positiva que destaca los aspectos históricos y culturales que han contribuido, pero s
obre todo mantenido la unidad nacional, y el sueño de una paz y prosperidad persistentes.
En cada capítulo desfilan las instituciones. La Iglesia católica, el Ejército, el arraigado policlasismo político bipartidista del que tanto renegamos, el idioma español, el sistema de educación pública que nos enseña la misma historia y la misma geografía, que han servido a la unidad nacional para construir vínculos entre los colombianos de razas, clases y regiones tan distintas. Como decía el campesino de Lourdes, “la misma historia pero distinta”.
Muy interesante la interpretación tan diferente de la cultura partidista de la que tanto denigramos y la que le atribuimos tantos males, que a la larga al exigir lealtad de personas en tan vasto territorio, con cada elección así fuera en función de un caudillo, de una idea, un principio moral, los partidos conectaron las comunidades aisladas, elevando a los colombianos por encima de los limitados horizontes locales y unidos en lo nacional. Así se fabricó Nación. Quedan seis libros en la Panamericana. En el resto del país está agotado.
Adenda: Lamentable que en los debates de control político solo asistan nueve concejales. Que los otros diez recuerden este “Radicado” del Consejo de Estado: pérdida de investidura por contestar a lista y salir a “juerguiar”. Radicación número: 11001-03-15-000-2014-00529-00(PI)