El pasado 7 de octubre,será recordado por la humanidad como un día triste, lúgubre y de mucho dolor en el que el grupo fundamentalista Hamascometió el criminal acto de asaltar a sangre y fuegopoblados israelíes, asesinando a población civil, lo cual es absolutamente condenable e inaceptable. Ha transcurrido un mes y la situación en el oriente medio está cada día más convulsionada.
Desde 1948, en que las Naciones Unidas crea el Estado de Israel en territorio palestino, por aquel entonces bajo protectorado británico, que no ha habido paz en esa parte del mundo. Finalizada la II Guerra Mundial, y ante una humanidad horrorizada ante el holocausto de más de 6 millones de judíos exterminados en los campos de concentración del nacionalsocialismo, es que la naciente organización internacional acuerda la creación de una patria para la diáspora judía.
Es extemporáneo entrar a discutir, sobre la pertinencia o no de haber creado dicho Estado en el lugar en el que se lo hizo. Han transcurrido 75 años desde entonces y todos los análisis razonables invitan a que se establezcan los puentes de entendimiento entre palestinos e israelíesque permitan que estos dos pueblos bíblicos puedan convivir en paz, dentro de fronteras reconocidas y seguras.
Ante los hechos del presente, el papel de las Naciones Unidas ha sido lamentable. La nefasta existencia del derecho al veto en el Consejo de Seguridad de las cinco potencias victoriosas de la II Guerra Mundial, le muestra a la humanidad que el problema no es vidas más o vidas menos, sino que pareciera que hay seres humanos de primera y otros de segunda. Transcurridos los primeros treinta días de este enfrentamiento las cifras de víctimas civiles son escalofriantes, contándose más de 10.000, y un40%son niños.
A finales de octubre la Asamblea General de las Naciones Unidas adopto una Resolución que llama a un cese de las hostilidadesque,sinser vinculante, recoge el sentir general de que, más allá de las causas de esta guerra actual -ya sean los ataques de Hamás o “los 56 años de ocupación”, como dijo el secretario general de la ONU, AntónioGuterres-, el mundo espera señales de apaciguamiento.
Y ello, porque la reaccióny proporcionalidad a la criminal y condenable acción cometida por Hamas, ha excedido con creces todo limite humanitario y razonable. Bombardear con misiles, aviones de combatey drones, además del copamiento de la infantería a una ciudad que albergaba a más de dos millones de seres humanos, entre los cuales -es cierto- se esconden y camuflan los miembros de las milicias de Hamas, ni excusa ni menos justifica tan desproporcionada como condenable reacción bélica de parte de Israel.
El bíblico “ojo por ojo” pareciera estar vigente. El canciller israelí respondió asi a lo resuelto por la Asamblea General: “Rechazo rotundamente el despreciable llamado de la ONU a un alto el fuego. Israel tiene la intención de actuar para eliminar a Hamás como el mundo actuó contra los nazis”.
Con mas de 1.200 ciudadanos israelís asesinados, y con alrededor de 250 rehenes aun en manos de los fundamentalistas, uno pudiera entender tan dura reacción del gobierno del primer ministro Netanyahu, pero en el orden internacional, incluso la guerra tiene sus reglas y normas. De allí que calificar de genocidio lo realizado por Israel en la Franja de Gaza, es algo real si nos atenemos a la definición que el mundo ha adoptado para tal delito que es:“… un conjunto de actos perpetrados con el fin de destruir parcial o totalmente una comunidad étnica, religiosa o nacional”.