Debatían los medios de comunicación varios escándalos en días pasados, como el ataque a los periodistas de Colombia no afectos al régimen, según el primer mandatario, y que dio mucho de qué hablar su referencia.
En el caso del periodismo colombiano, atacado por el primer magistrado de la Nación como “Periodismo Mossad”, refiriéndose a una de las agencias de inteligencia de Israel, dio origen a una serie de protestas de periodistas independientes, colegiados y de la FLIP, Fundación para la Libertad de Prensa. Olvida el gobierno nacional que el año pasado, el 3 de mayo, en el marco de la conmemoración del Día Mundial de la Libertad de Prensa, la Defensoría del Pueblo de Colombia y la FLIP suscribieron un importante acuerdo con el objetivo de fortalecer la protección y promoción de los derechos humanos en el ejercicio periodístico y en los entornos digitales. Con ocasión del maltrato del presidente de la República a los periodistas, se conoció el convenio de asociación entre RTVC, televisión oficial de Colombia, con Telesur, que entrega a los usuarios una información más restringida y pasada por filtros.
Esto me hace acordar que, en la Constitución de 1886, artículo 42 - la misma que José Joaquín Guerra en su recopilación normativa dijo que era la más moderna, cristiana y previsora -, se garantizaba la libertad de prensa y se le agregaba la misma carreta de hoy. Precisamente a los dos años de su vigencia se expidió la ley 61 de 1888, denominada Ley de los caballos, instrumento para censurar y restringir la prensa política colombiana durante el gobierno Regenerador. Es verdad que los gobiernos democráticos también tienen recelo con los medios de comunicación, ninguno se escapa, pero los gobiernos autócratas o con ínfulas de tales, con mayor razón y siempre piensan en las restricciones. De todas maneras, en Colombia parece que el escándalo ya está superado con la aparición del señor presidente de la República por el centro histórico de Ciudad de Panamá con una pareja nueva.
En esas mismas anda el señor Pedro Sánchez en España, con la intención bárbara de apoderarse de los medios de comunicación para acallarlos. Apoderarse en el sentido de tenerlos a su lado, porque no le gusta que le digan que su señora esposa Begoña Gómez está “empapelada” con investigaciones judiciales por la presunta comisión de delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios. Porque es cierto, como dice la joven y batalladora diputada Pepa Millán: las demás entidades gubernamentales ya están emponzoñadas por el Partido Socialista Obrero Español - PSOE - en su nueva versión, la de partido progresista al mejor estilo latinoamericano.
De manera que acallar la prensa, o eliminarla si no se puede, es un objetivo de gobiernos de izquierdas. Los argumentos que usa contra los medios de comunicación en el Congreso de los Diputados el señor Pedro Sánchez son los siguientes: que son una máquina del fango, periodismo basura y sólo sueltan bulos (noticias falsas propaladas con algún fin).
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