Según un proyecto de ley que actualmente cursa en el Congreso, los hijos que abandonen o maltraten a sus padres, perderían el derecho a heredar los bienes de estos. El autor de esta iniciativa, a la que solo le falta un debate para convertirse en ley, es Rodrigo Lara, actual presidente de la Cámara.
Lara, afirma que hay muchos casos en qué a los adultos mayores, en especial los de más de 70 años, los hijos los abandonan o los dejan tirados, los sacan de sus casas, para dejarlos en ancianatos o en hospitales, totalmente desprotegidos, sin importarles lo que pueda ocurrirles, sin visitarlos, llamarlos para saber cómo se encuentran, en una palabra, desvinculados de toda obligación con ellos.
En otros casos, tales ancianos terminan abandonando la casa, para buscar refugio donde algún amigo, dado el maltrato que reciben de sus hijos o de sus nueras, quiénes por quedarse con la casa, que a veces es el único patrimonio, no solamente los maltratan de palabra, si no de hecho, con el propósito de aburrirlos e instigarlos a irse.
Según la Secretaria de Integración Social Distrital de Bogotá, los hijos están en la obligación de garantizarle a padres, adultos mayores de 70 años, el bienestar y la calidad de vida que requieran, como un deber de otorgarles una vida digna, como lo señala la propia Constitución Nacional.
Han existido casos en donde los hijos han presionado al padre para que les traspase los bienes, so pretexto de otorgarle una pensión durante el tiempo que le quede de vida y luego de lograr esto, terminan echándolo del inmueble, a punta de amenazas y maltrato, que el pobre anciano, por temor a un mal mayor, termina accediendo
Según la investigación de Misión Colombia Envejece, cerca del 80% de los familiares, no brindan algún tipo de cuidado a una persona mayor en su hogar. Según ese estudio, los adultos mayores hoy son más de 4 millones y ascenderán a más de 14 millones en el 2050.
Los hijos van a tener que responder económicamente por sus padres y además, prestarles la atención debida, en atención, visita y buen trato, si no quieren correr el riesgo de ser desheredados, de conformidad con la ley que está a punto de aprobarse.
Hay casos de extremo abandono, en donde, ni siquiera en navidad o año nuevo, los ancianos reciben un abrazo, una fugaz visita o una llamada telefónica, que les permita oír la voz del hijo ingrato, que decide preguntarle cómo se encuentra y que, al menos, se acuerda de él de vez en cuando.
A personajes así, me permito insinuarles que se acuerden de sus padres y les obsequien, antes de que pueda ser demasiado tarde, un trozo de su voz, como una remota prueba de afecto, que regocije su corazón y lleve paz a su alma.