Ahora el 15 de Marzo, hace 124 años, en Enciso, de la provincia de García Rovira- Santander- el ejército conservador al mando del General Rafael Reyes, doblególas fuerzas del ejército liberal en la plaza principal del pueblo.
Hubo todas las incidencias de una guerra rústica y de circunstancias fortuitas que decidían las variables de los fanatismos absurdos. Toda la mañana del combate desde una esquina estratégica de la plaza, el ejército conservador se imponía con la única ametralladora que tenía y que llamaban Doña Josefa. Con ella se segaban vidas revolucionarias liberales por todos los costados en ese mortífero tableteo.
De pronto al mediodía, como en las películas de Alfred Hitchcock hubo un silencio y una calma sepulcral. La ametralladora del ejército conservador; Josefa, se trabó. En términos de segundos los liberales entendieron el suspenso, el silencio y el desconcierto del enemigo y desde el otro extremo de la plaza apareció jinete de a caballo un General de aquellos ascendidos en los campos de batalla solo por su temeridad;Pedro Soler Martínez y en un acto de kamikaze, como si estuviera en sus quehaceres cotidianos, y rejo en mano enlazó a Doña Josefa y se la arrebató al artillero que la destrababa, arrastrándola , de tumbo en tumbo, por la inmensidad del tierrero de la plaza.
Los revoltosos liberales reaccionaron a pesar de la desmoralización inicial y al caer de la media tarde por su acometida quebraban las filas del ejército del General Reyes a punto de tocar a retirada.
De pronto llegaron los refuerzos por el camino de Málaga, eran “Los Pozanos”, famosos guerrilleros conservadores, temibles e igual de fanáticos, todos reclutados en los municipios de García Rovira, los mismos del héroe de “firmes Cachirí”.
Atropellaron con su carga y definieron la rústica batalla. De ambos lados quedaron las víctimas de siempre, las viudas y los huérfanos de los 1.600 hombres que en la reyerta fratricida quedaron. Venía al mando de la carga conservadora el Cura Blanco, quien le daba el tinte religioso al fanatismo que con el tiempo superamos.
De nada sirvió el acto heroico y suicida del General Soler Martínez y José María Ruiz. Ese fue el albur, que consagró al General Rafael Reyes para el quinquenio famoso.
Así fueron nuestras guerras y nuestros odios partidistas, afortunadamente superados. Con generales incultos, por oposición a los de la nueva violencia, que presumen de letrados, de filósofos y de estadistas, causando daños por que poseen muchas “Doñas Josefas”.
Después Reyes, llegó triunfante a Bogotá, recibido con ramas de olivo, con lluvia de flores y pétalos, con la mala suerte que al final del festejo un caballo, llamado el Radical, lo pateo y le dejó mostrado por meses.