Para este año se esperaba que el equipo el futbol profesional de la ciudad estuviera compitiendo en la máxima categoría, como quiera que se celebran cien años de su fundación. Luego de una campaña aceptable, contando con el apoyo de los aficionados y la prensa, el equipo sucumbió en las instancias finales y decisivas habiendo quedado hundido por un año más en la B, sin oportunidad para celebrar por lo grande su centenario.
La decepción de los hinchas fue enorme. La actuación que había tenido el equipo a lo largo del segundo torneo, les permitía soñar con el ascenso, de tal forma que el respaldo a las actuaciones del equipo fue masivo en las ocasiones que jugó como local. Luego de conocido el desenlace del torneo y haber quedado encadenado en la B, se hicieron manifestaciones culpando de la derrota final a los directivos y se sentenció retirar el respaldo al equipo que otra vez los había desilusionado.
En un video que circula en las redes sociales el alcalde Jorge Acevedo presenta al jugador argentino Lucas Ríos para afirmar que continuará en el rojo y negro este año, lo cual tiene dos lecturas: el jugador más importante en la pasada temporada se queda en el Cúcuta y el alcalde está interesado en prestarle su apoyo al equipo. Resulta interesante porque garantiza la continuidad de una de las fichas claves en lo deportivo cuando muchos de los jugadores de la plantilla del año anterior se marcharon a otros equipos y el concurso de la autoridad local es fundamental en este momento.
En pasadas ocasiones cuando los aficionados dejaron de asistir al General Santander el mayor accionista del equipo y considerado su dueño se lo llevó para otro sitio alegando que no tenía el respaldo de los cucuteños. No era esa la situación, había desacuerdo con el manejo del dirigente, porque al equipo nunca se ha dejado de querer, siendo una insignia y un símbolo de nuestra ciudad.
En estos días acaban de ocurrir cosas parecidas a lo vivido entre nosotros años atrás. El presidente de Alianza Petrolera se llevó el equipo para Valledupar, le cambió el nombre, su divisa, su uniforme, lo desapareció alegando falta de apoyo oficial y los hinchas en Barrancabermeja no pudieron hacer nada para evitar que esta operación se concretara. Otro ejemplo similar se acaba de conocer: Después de 56 años de fundación, el Cortuluá decidió cambiar el nombre y el escudo de dicha escuadra y dar paso al nacimiento de una otra institución: el Internacional F.C. de Palmira, según publica El Colombiano en su edición de ayer.
La historia comenzó el 10 de septiembre de 1.924 cuando se fundó el Cúcuta Foot-ball Club, para entonces jugaba con uniforme blanco. En 1928 ya se había adoptado el nombre de Cúcuta Deportivo y sus colores eran rojo y negro. En 1950 se afilia a la Dimayor y su debut data del 26 de febrero de aquel año enfrentando en el General Santander al desaparecido Sporting de Barranquilla.
Esa historia cargada de sinsabores y matizada por el campeonato obtenido en 2.006 debe continuar en nuestro estadio porque el Cúcuta Deportivo es de aquí, es un activo de la ciudad y como en jornadas anteriores los hinchas debemos apoyar y cuidar que con argumentos espurios se lo lleven para otra ciudad. Estamos listos para celebrar el centenario del doblemente glorioso, ojalá con el ascenso a la categoría mayor porque se lo merece y esperemos que así lo interpreten sus directivos.
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