En estas épocas de deslealtad y traición, encontrar a un amigo o familiar que reúna los requisitos de ser leal y transmitir amor es muy difícil, ya que la avaricia, el poder y tantas cosas que nos rodean hoy día, generalmente marcan el estilo de vida de la sociedad, en Colombia y en el mundo.

Es hermoso saber que a pesar de todas las situaciones que vivimos, en muchos hogares del país, existen esos seres que sólo miran, se acercan y nos regalan gestos tiernos y llenos de dulzura que logran atravesar nuestros corazones; me refiero a las mascotas que nos acompañan las 24 horas del día, siendo guardianes en algunos casos, y en otros una herramienta de la vida para alegrarnos el camino.

En el seno de cada familia con mascota, hay unos especiales. Los perros, por ejemplo, que son los que salen corriendo o arman el lio de la emoción cuando ese miembro de la familia llega a casa como una de sus tantas muestras de cariño. O en muchas ocasiones, la soledad de la vida es acompañada de esos seres que no se despegan de nuestro lado, o quizás en esos momentos de enfermedad no se separan de nuestra cama, atentos a cada movimiento y acompañando nuestro andar.

No necesitan hablar para llenar los vacíos que en ocasiones tenemos; nos abrazan inclusive transmitiendo cada sentimiento y en ocasiones, entregan sus vidas por nosotros. Valorar esa compañía es un deber porque su lealtad pocas veces la encontramos en el ser humano.

Es difícil comprender actitudes de ellos que sorprenden, a veces decimos “Solo les falta hablar”, porque nos desconciertan de tal manera que pareciera que conocieran nuestros dolores y nuestras alegrías. Si, esos son ellos, firmes en el dolor y llenos de felicidad en cada carcajada nuestra. Inclusive alguna vez viví la partida de un ser muy amado para mí; y el duelo lo atravesamos todos, hasta su mascota, quien de la tristeza terminó acompañando a su amo en su destino.

Se convierten en uno más de la familia, hacen parte integral de paseos y vacaciones con merienda propia y la logística necesaria para su descanso sea igual al nuestro. Las mascotas son ángeles que Dios envía para que su paso entre nosotros logre conquistar nuestros corazones y deje huellas imborrables, además de recuerdos llenos de risas y anécdotas.

No olvidemos que ellos son pasajeros, y que se suben al tren de nuestra vida sin adquirir el pasaje. De repente nos damos cuenta de que están sentados a nuestro lado, riendo y llorando, dependiendo del caso, pero sin duda, algunos cargan nuestros sentimientos en silencio y cuando sienten que sus vidas se están apagando, pareciera que intentaran evitar ser una carga para nosotros.

Perciben situaciones que como humanos no alcanzamos a sentir, son mensajeros de Dios encargados de iluminarnos la vida y acompañar la historia nuestra, por todos esos elementos ellos terminan el viaje en nuestro tren bajándose de repente en la estación menos esperada.

Ellos en el hogar tienen la dicha de tener una familia, y eso es su máxima satisfacción, pero los que habitan en las calles de ciudades y municipios sin tener una estación de tren llamada familia en donde subirse, tienen un calvario día a día, con hambre, desprecio y maltrato por algunos de la sociedad que a veces descargan sus miserias en esos seres que van por ahí mendigando alimentos sin pronunciar una palabra.

Así como ellos nos dan todo sin pedir nada, ¿somos nosotros capaces de hacer lo mismo por nuestro hermano?

Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion.