El Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), han venido proyectando el crecimiento económico regional para el 2022 y 2023. Según el FMI Colombia crecerá este año 5.8%, más que el doble de la región 2.5% y muy por encima de Brasil 0.8%, Chile 1.5%, México 2% y Argentina 4%.
Pero para la CEPAL (Comité Económico Para América latina y el Caribe) la economía que más crecerá en la región será la venezolana con un 5%, mientras el crecimiento de Colombia será de 4.8% y el regional apenas llegará a 1.8%. Vale recordar que en las proyecciones del BM y el FMI el PIB venezolano apenas crecería 1.5 % en 2022.
Según la CEPAL, parte de esta previsión de crecimiento del vecino país tras una recesión desde 2014 y con una contracción del 80%, depende del alza del precio del petróleo, su principal generador de recursos. Según Datanálisis (encuestadora venezolana), el 68.3 % de la población hace operaciones en dólares y el 75 por ciento tiene acceso a moneda extranjera, además, de la alta escalada de dólares por las remesas y por las empresas que han implantado el pago de sueldos en moneda extranjera.
Esta previsión creciente de Venezuela nos hace recordar aquellos tiempos de la bonanza del petróleo cuando en el 2014 el precio del barril era casi igual al de hoy (105 dólares) y con una capacidad de exportación de tres millones de barriles diarios. Además, su PIB era de US$ 283.000 millones, hoy es apenas de 42.530 millones de dólares.
Todo parece indicar que los activos venezolanos empezaron a crecer, en gran parte como fruto del conflicto en Ucrania. Por esto, el gobierno de Maduro anunció un bono equivalente a 2.200 dólares para unos 120.000 empleados públicos jubilados a partir de 2018.
Colombia levantó el pico y cedula a partir del primero de mayo en los pasos de los puentes internacionales para facilitar el ingreso de los hermanos venezolanos para bien de la economía.
Quien iba a creer, quien iba a pensar, que los hermanos venezolanos iban pronto a regresar. Y de qué manera.
Sorpresas nos da la vida.