Francia Márquez obtuvo 757.000 votos en la consulta del Pacto histórico. Una votación impresionante que obligó al presidente Petro a elegirla como su fórmula vicepresidencial. Desde ese momento Márquez demostró un carisma innato que logró convencer a miles de personas de votar por ese proyecto político, incluso a muchos que no les gustaba el hoy presidente. Pero como es costumbre en la clase política, una vez aterrizaron en la Casa de Nariño, no la volvió a mirar, salvo en unos cuantos eventos de poca importancia; lo que ha hecho que la vicepresidenta no juegue un papel decisivo en el gobierno. Esto ha generado desilusión entre sus seguidores, puesto que entró en un estado de sumisión absoluto.
El acuerdo entre ellos se basaba en que la Vicepresidenta lideraría la política de igualdad del gobierno; esto implicaba manejar entidades claves para dicho fin, como por ejemplo el ICBF, pero terminó nombrando a una amiga personal sin experiencia alguna, en temas de niñez. Ahora el presidente para darle contentillo apoyó la creación del ministerio de igualdad, que no será nada distinto a un espacio más de burocracia injustificada. No es acaso la vicepresidencia, la instancia perfecta para coordinar y articular todas las políticas para el empoderamiento integral de las mujeres, las diversidades de género y orientación sexual, generacionales, étnicas y regionales? La creación de un ministerio, entraría a invadir el liderazgo de la implementación de políticas públicas que están en cabeza de otras entidades, lo que implicaría que o termina depredándolas administrativamente o siendo un saludo más de un plan de acción, ya formulado. Por otra parte, si la intención del ministerio es ser un agente coordinador, terminará siendo un equipo de seguimiento, más que un aparato del ejecutivo; haciendo más evidente que no requiere el nivel de Ministerio, sino de instancia. ¿Será entonces que el presidente no le ha dado el poder suficiente para que lo haga desde su dignidad? German Vargas en su momento pactó con el expresidente Santos que lideraría el sector transporte, y así fue. Nombró a los funcionarios de su confianza y fue él quien le respondió al presidente y al país por los aciertos y fracasos. ¿No será más bien que por ser el sector más trascendente en términos políticos, el presidente Petro no dio este paso, y por eso accedió a crearle este ministerio, para salir de la deuda que tiene con ella?
El presidente en diversas ocasiones ha dicho que no transformará el DPS en el Ministerio de la Igualdad con el argumento de que a punta de limosnas para pobres no se construye la igualdad y que se debe tener una mirada holística hacia los sectores más olvidados del país. ¿Será que esta es la excusa fachada para no darle el manejo de los subsidios a Márquez y que más bien pretende ocuparla en un ministerio sin poder alguno. Lo paradójico es que la información técnica y estadística que sustenta la finalidad del proyecto, contradice lo dicho por él, ya que solo se centra en la pobreza monetaria; sería bueno que el presidente le diera una leída.
Insisto: si lo que se quiere lograr son condiciones de cero pobreza extrema (monetaria) no es necesario crear una nueva entidad, puesto que el DPS es una entidad consolidada y con legitimidad frente a la ciudadanía, con unas funciones y responsabilidades definidas para este propósito.
Si Petro no le da la importancia que la vicepresidenta merece, ningún ministro tomará en serio esta cartera. Y dicho poder se define en recursos y empoderamiento real en el gobierno. Solo así, podrá articular y fijar las políticas que se requieren en cada uno de los sectores para que realmente se dé una trasformación. De lo contrario, los colombianos pagaremos con nuestros impuestos una nómina para que la vicepresidenta le pueda cumplir a quienes le ayudaron en la campaña.
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