Ante un clima de cierto negativismo que se viene creando en relación con las conversaciones entre el Gobierno Petro y el Eln –que parece extenderse a otros ámbitos de la acción del Gobierno-, pienso que sí habrá resultados positivos de esas conversaciones, no en los tiempos en que seguramente lo quisieran algunos que poco conocen de este tipo de procesos, ni en las formas en que lo piensan. Veamos por qué hago estas afirmaciones.
Resolver un conflicto con un grupo alzado en armas durante más de medio siglo, no es una tarea sencilla es nada menos que buscar un Acuerdo entre adversarios –enemigos dirían algunos- y eso requiere inicialmente construir confianza, que no se resuelve simplemente con palmaditas en el hombro. Por ello lo primero es construir confianza entre las partes y considero que en eso están trabajando adecuadamente las dos Delegaciones sentadas en la Mesa de Conversaciones. El Eln desde que inició los acercamientos con diversos gobiernos, se caracterizó por ser muy formalista, en el sentido de darle una gran relevancia a los aspectos procedimentales de las conversaciones. Esto probablemente influido por la historia colombiana de incumplimientos de acuerdos y pactos con diversos sectores sociales en diferentes gobiernos.
Lo primero que han hecho es revisar y poner al día la agenda que se había acordado entre el Gobierno Santos y el Eln –recordemos que el proceso estuvo suspendido durante todo el Gobierno Duque-; esta tarea parece ya está prácticamente terminada. En segundo lugar, han venido desarrollando unas medidas de ‘alivio humanitario’ que se acordaron desde el primer ciclo de conversaciones para las regiones más críticas del conflicto; es seguro que a partir del análisis de esos primeros pilotos, en este ciclo de México se establezcan nuevas decisiones en la misma dirección, que en resolución de conflictos se denominan medidas para ‘desescalar el conflicto armado’ y ello va en la dirección de llegar más adelante a medidas del cese de fuego y de hostilidades transitorias, previas a uno definitivo, que sería ya cuando la agenda se encuentre avanzada. Viene a continuación el inicio de los temas de la agenda, iniciando seguramente con el primero que es el de la Participación de la Sociedad y definir allí las modalidades, los alcances y los protagonistas. Ahora bien, si la confianza entre las partes avanza, como es esperable, se podrá de común acuerdo avanzar en el abordaje simultáneo de más de uno de los temas.
Si los aspectos procedimentales se cumplen adecuadamente, las conversaciones fluirán, porque no tengo duda que tanto Gobierno como Eln están interesados en terminar con la violencia y especialmente con la afectación a las poblaciones en las regiones, más allá de que puedan existir diferencias de ritmos entre los dos, pero no imposibles de acompasar.
Además el Eln sabe que persistir en una lucha armada sin futuro, así sea de resistencia como algunos la denominan, es ir en contravía de la historia, porque el contexto internacional dejó de ser favorable hace rato, política y militarmente, a revoluciones armadas, son vistas casi como un fantasma del pasado, inviables en el mundo de hoy.