En nuestra cultura occidental, la más remota remembranza de un grupo humano masacrado por una causa política es Masada, la matanza de judíos ordenada por Herodes el grande rey de Judea, treinta y siete años antes de cristo. Masada, bella fortaleza románica símbolo de resistencia judía en los altos de un peñón que domina el mar muerto.
A comienzos del siglo XIV con las convulsiones socioeconómicas derivadas del librecambio y la Revolución Francesa, se recicló la frase “Carne de Cañón “para aplicársela a las masas trabajadoras inermes expuestas a todas las penurias de dignidad, salud, techo educación y alimentos, que había que sacrificar para obtener rendimientos económicos.
Marx un burgués reivindicador de esas gentes, sin querer queriendo al decir del pelado mejicano, entregó la frasecita a las corrientes revolucionarias de izquierda, al “proletariado” que llaman y de paso absurdamente nos incluyó a los godos progresistas del mundo, a sabiendas que nos gustan los salarios a la baja para mayor cubrimiento y democratizar el consumo sin revolución.
Hoy la carne de cañón se expresa en las marchas callejeras, que se nutren como siempre, en un 99.99% de Estudiantes de todos los niveles.
En esta Colombia de Dios en el siglo pasado por los años 30s. al presidente Abadía el de la perrilla y el jabalí, los estudiantes casi lo tumban con marchas y a pedradas, tras el asesinato del universitario Gonzalo Bravo.
Luego en 1954 en otras marchas estudiantiles asesinaron a Uriel Restrepo y si el General Rojas no saca a la calle el Batallón Colombia de los soldados paranoicos traumatizados y regresados de Corea; pues lo tumban.
A los de mi generación nos tocó marchar en los 60s, en el “Frente Unido” del Cura Camilo Torres gritando “prohibido prohibir” y a algunos nos pusieron presos con consejo verbal de guerra, cuando gobernó Lleras Restrepo. Afortunadamente todavía existían las influencias que utilizó el precursor Nariño y nos salvamos.
César Gaviria que ya estaba en la Universidad de Los Andes (1968) con un periodiquito llamado Séneca, se les coló a los cachiporros y se apropió del Gran Partido Liberal, a base de escalerazos y marchas estudiantiles.
Ha pasado 53 años y este es el único caso en Colombia, en el cual la posesión irregular “in factum”, reconoce al expresidente Gaviria como el dueño absoluto del GPL. ¡Algo es algo!
Pero bueno, así y todo, conquistamos en el papel la autonomía universitaria que sigue siendo el sueño de prohibido prohibir.
En 1989 los estudiantes “uniandinos” de la carne de cañón, Catalina Botero, Ricardo Camacho, Gustavo Salazar, propusieron la séptima papeleta contra lege, con la idea de que todavía podemos salvar a Colombia.
Adenda: Y ahí vamos entre escalerazos y balconazos desde el 2000 en manos de los chinos de cristal. ¿Salvarán a Colombia?
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