En 2018, la degradación de los migrantes en el planeta realmente lo que retrató fue la decadencia de la democracia. Se esfumó el estado moderno y con él, el imperio de la ley, que aquí, fue un lema de Gómez Hurtado. Pero colocada la lupa en cada pueblo del planeta detrás de los migrantes de América Latina, del África y del Oriente Medio, lo que se refleja es que el poder político es arbitrario, excluyente, ofensivo y humillante.
La dignidad de los pueblos como dice Fukuyama, está pisoteada. Sí, se les pisotea su identidad y consecuentemente la dignidad. Cada pueblo ha construido con pasiones y sentimientos, tradiciones y costumbres un ideal moral que nos va llegando de generación en generación y además se va llevando así tenga que cruzar, como ahora, fronteras y culturas. Y se va en grupo y en grupos porque un poder arbitrario les limita y les quita los elemental, la libertad y los medios de sobrevivir, sin razones explicables.
La demanda de dignidad no es nueva, la encontramos en todas las civilizaciones como causa de los levantamientos populares. En nuestra cultura occidental con sus tres pilares, Roma, Grecia y Cristo todas las revoluciones lo fueron luchando por la dignidad. Las protestas populares de la Revolución Francesa, hasta las protestas y migraciones populares de Turquía, de Siria, del Líbano y de Libia de Túnez y Venezuela son una lucha por la dignidad y por su identidad.
El japonés dice que no es posible, nunca es deseable que desaparezca la demanda de dignidad. Ayer los migrantes guatemaltecos y nicaragüenses centroamericanos lo que le reclamaban a Méjico no era otra cosa que respeto a su identidad mestiza y su dignidad. AMLO se lavó las manos: “No nos vamos a confrontar con Trump, aunque nos cuelguen”.
Las personas exigen eso, ser tratadas como ciudadanos capaces de influir en sus gobiernos, y eso la democracia liberal hoy lo niega o lo desvanece con pretextos absurdos. Para los pueblos levantados, no basta el mero reconocimiento a la igualdad de los seres humanos. Tenemos identidades definidas por nuestra raza, género, lugar de trabajo, educación, afinidades y nación, como dice Fukuyama. Es más, para muchos adolescentes, la identidad se forma en el subgénero de un ritmo o de la música que ellos escuchan.
La solidaridad internacional flaquea. Muchos aspectos de las relaciones internacionales ya piden una revisión. Ayer conversaba con algún docente de Derecho Internacional Público, y planteaba muchas revisiones a las doctrinas del Internacional Público Americano. Incluida la revisión de la Doctrina Monroe “América para los americanos”.
¿O la Revisión del principio de no intervención directa o indirecta en los asuntos internos de otro Estado, como Venezuela que desestabiliza todo un continente?
¿La Doctrina Calvo podrá ser valedera cuando los organismos internacionales pasan por encima del poder judicial de cada estado?
¿La Doctrina Drago tendrá validez, cuando hoy la Unión Americana se identifica abiertamente con la UE?
¿La Doctrina Estrada podrá seguir practicándose con las recientes declaraciones de AMLO y su indiferencia con los migrantes guatemaltecos y nicaragüenses?
Adenda: Hay que suministrar toda la información que se tenga a los secretarios del despacho del alcalde Jairo Yáñez, para que los muchachos inicien la institucionalización del municipio.