Por esta fecha casi siempre se nos trae al recuerdo lo ocurrido en la noche del 25 de septiembre de 1.928 cuando un grupo de opositores atentó contra Simón Bolívar, quien se había proclamado presidente. La cita histórica habla de una conspiración de la cual logró salvarse Bolívar gracias a la astucia de Manuelita Sáenz, su acompañante de aquella noche y el auxilio de los militares leales. El juicio sumario realizado por una corte militar a los promotores de aquel acto condujo a la ejecución de doce de ellos. Francisco de Paula Santander fue hallado culpable, luego de lo cual tuvo que afrontar el destierro como condición para su indulto.
Lo interesante de este hecho es que pone de relieve las diferencias que tuvieron estos dos personajes fundadores de nuestra patria, luego de haber luchado por la libertad, propósito que los unió en los campos de batalla, pero luego sus ideas los apartaron. Se le atribuye a Bolívar un talante militar, mientras que Santander fue civilista y defensor para la fecha de estos hechos de la constitución de 1.821.
Echemos mano de los historiadores para entender este suceso. En un segmento del discurso “Un puente entre Santander y Bolívar” pronunciado por Luis Felipe Téllez para optar por el título de miembros correspondiente de la Sociedad Académica Santanderista de Colombia, cita a Henao en “Los últimos días del General Santander” para referirse a la amistad que se profesaron estos dos héroes de la independencia: Su coincidencia en criterios de toda especie los llevó a guardarse el más grave afecto al punto incluso de que el Libertador Bolívar dijera al General 14 Santander: “¡Usted es el hombre de las leyes, ¡Sucre el hombre de la guerra, y yo soy el hombre de las dificultades!”. Aspecto en el que Santander respondió a Bolívar: “Soy amigo de las leyes por convencimiento y sólo reparo en ellas el origen de donde emanan; las sostendré como ciudadano, como militar y como Jefe del gobierno; soy amigo de Ud. por gratitud, por convicción, por cuantos motivos pueden unir una amistad sincera y fiel; Ud. me ha llamado el hombre de las leyes, y juro que no seré nunca desmerecedor de tan hermoso título”
Dice la misma fuente que la primera vez que el coronel Bolívar y el sargento mayor Santander se reunieron ocurrió en La Grita, el 17 de mayo de 1.813, luego de la batalla de Cúcuta. Luego define a cada uno: Bolívar, militar y genio de la guerra, creía en la soberanía del cañón y, siempre, por sus hazañas y virtudes, fue un héroe, sin importar el peligro que tuviera que ser afrontado. En contraste, Santander creía en la voluntad de la opinión y en la superación de las armas por el triunfo definitivo de la Democracia. Ambos fueron contantes en sus luchas, jamás se resignaron.
Alguno por estos días ha lanzado la hipótesis que la herencia de estos héroes de la emancipación consiste en la división de los colombianos entre quienes piensan en las armas como le pilar de un gobierno y su sustento, de otra parte, están los que tienen apego a las leyes y las normas, son más civilistas. Pero, hechas las leyes se violan, entonces es necesario redactar y aprobar nuevas leyes y así seguimos sin que haya término a esas prácticas que nos enredan y generan la violencia que no hemos podido sacudir, con ella convivimos y causa daño a unos y otros sin permitir un mayor desarrollo. ¿Y la paz y la armonía para cuándo?
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