
Lo que comenzó como una expresión política desde la Región Caribe en 2010 hoy marca el ritmo de un país que avanza, aunque con tropiezos, hacia un nuevo modelo de descentralización. Las RAP se consolidan y la transición a RET está cada vez más cerca. Pero este paso solo será posible con voluntad unificada de todas las regiones.
Hablar hoy de la Ley de Competencias y del nuevo marco de descentralización que se construye en Colombia exige reconocer un punto de partida ineludible: el hito político del Voto Caribe en 2010.
Más de 2.5 millones de ciudadanos de la Región Caribe votaron afirmativamente por constituir su región como entidad territorial autónoma. Aquella iniciativa, impulsada por los gobernadores del Caribe y liderada con visión estratégica por Eduardo Verano de la Rosa, entonces gobernador del Atlántico, no fue un gesto simbólico. Fue una acción colectiva, decidida y profundamente transformadora.
Ese acto político reactivó una agenda institucional dormida desde 1991. La aprobación de la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial (LOOT) en 2011, que permitió la creación de las Regiones Administrativas y de Planificación (RAP), fue su primer gran resultado. Por primera vez, las regiones tenían una figura formal para planear y actuar en conjunto.
Luego vino la Ley 1962 de 2019, que dio vida jurídica a las Regiones como Entidades Territoriales (RET), figura prevista en el artículo 307 de la Constitución. Esta ley representa un giro: ya no se trata solo de planear entre departamentos, sino de gobernar desde la región, con competencias propias, autonomía fiscal progresiva y capacidad institucional.
Pero ese paso requiere un requisito clave: un referendo regional, donde la ciudadanía de cada RAP ratifique su voluntad de convertirse en RET. La autonomía, como principio político y jurídico, no se impone desde el centro; se refrenda desde el territorio, con la voz del pueblo.
Este referendo, lejos de ser un procedimiento técnico, será una afirmación democrática de soberanía regional. Será el momento en que las comunidades digan:
"Queremos decidir sobre nuestras prioridades, ejercer nuestras competencias y contar con los recursos para transformar nuestro territorio."
Los beneficios son evidentes:
- Más empleo, gracias a políticas productivas ajustadas a las dinámicas territoriales.
- Más recursos, con presupuestos propios y acceso directo a instrumentos de financiación.
- Más capacidad de decisión, con voz institucional y autonomía en la gestión pública.
Estos beneficios no son abstractos: son en beneficio directo de nuestra gente, porque significan mejorar las condiciones de vida de los habitantes del territorio.
El legado del Voto Caribe también se vio reflejado en la reforma al Sistema General de Participaciones (SGP) aprobada en 2024, que eleva progresivamente las transferencias de la Nación del 23% al 39.5% en 12 años. Sin la presión regional iniciada desde el Caribe, esta es redistribución fiscal seguiría siendo una promesa incumplida.
Y más recientemente, esa misma línea de acción inspiró la Misión de Descentralización, que propone un modelo basado en capacidades, enfoque diferencial y cierre de brechas entre territorios.
El Voto Caribe fue la chispa que reactivó la descentralización en Colombia, pero su legado va mucho más allá del Caribe: es un llamado a todas las regiones. Hoy, cuando discutimos la Ley de Competencias, es urgente la unidad de todas las RAP del país:
- RAP-E Central
- RAP Pacífico
- RAP Caribe
- RAP Eje Cafetero
- RAP Amazonía
- RAP Llanos
- RAP Santander
- RAP de los Dos Mares
- RAP del Agua y la Montaña
- RAP de la Paz, la Vida y la no Violencia
Los gobernadores, líderes sociales, universidades, empresarios y sobre todo las comunidades deben actuar de manera concertada y estratégica para expresar una voluntad colectiva y unificada de avanzar hacia las RET.
Solo así lograremos consolidar un verdadero modelo regional en Colombia: participativo, equitativo y sostenible.
El futuro de la descentralización no se construirá desde los escritorios en Bogotá. Se construye en las regiones, con la fuerza del territorio y la decisión de su gente.
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