Uno repasa los planteamientos de los doce candidatos, los perdedores y los del ganador en la campaña por la Alcaldía de Cúcuta y llega a la conclusión, que fueron tan desproporcionados, que nunca miraron la cobija presupuestal del municipio.
En alguno de los tres libros sobre la paz, que nos entregaron las editoriales colombianas este año, leí un párrafo relativo a las dificultades de la justicia transicional, que para estructurarla sufrió este síndrome de la cobija corta, para darle gustos a todos los intereses en el conflicto.
Si se le daba gusto a la guerrilla se le destapaban los pies a los paramilitares, si se les daba gusto a los anteriores se les destapaba el tronco a las ONG de los Derechos humanos, si se toca a los politiqueros amigos del paramilitarismo se les descubren los hombros a los partidos de centro-derecha, si aprieta a las hordas guerrilleras se les destapa la cabeza y aúllan los burgueses de la izquierda, y nadie queda conforme. Sí, porque la cobija resultó muy corta.
Uno mira en las redes los Twitter que le montan al ingeniero Yáñez, tan peligrosos, agresivos, bizantinos y polarizantes, además, tan alejados del derecho público, que pensamos que el síndrome de la cobija corta les tiene atemorizados. No debieran hacerle esos montajes, pues resaltan su inexperiencia en la gerencia pública.
Y no debe mitrar atrás como los ineptos, pues lo eligieron para gerenciar el presente y el futuro hasta el 2023 pues debe gobernar para todos, los 110.000 cucuteños que votaron por èl y los 220.000 que votamos por los otros. Es una relación cuantitativa respetable.
Seguramente que se agravarán las dificultades que nunca imaginó César Rojas Ayala y que tuvo que enfrentar al año de su inicio de gobierno: La diáspora venezolana, que venía preñada con desarraigo, pobreza, desnutrición, desempleo, inseguridad e ingratitud. Tres años de apretones y dificultades y un concejo municipal a veces marrullero.
Habrá que enfrentar tamañas dificultades casi que con la misma cobija corta. Habrá que multiplicar por tres el gasto en salud, educación y nutrición escolar con el auxilio tardío y lerdo del nivel central, como el plan de impacto del 14 de abril de 2019 y sus 50 medidas transversales, desvanecidas en la práctica.
De tal manera que cuando se cubra el frente de la una, se destapa la otra, como cuando uno se tapa la cabeza y se le descubren los pies. No habrá seguramente inversión en estructura educativa, ni la básica de salud, pues con la cobija corta cuando se tapa el tobillo derecho, se destapa y congela el izquierdo.
Si. Porque las cifras repartidas para los Departamentos Norte de Santander, La Guajira, Arauca y Guainía en mayo de 2019 ya rebasaron los $712. 720 millones destinados inicialmente.
Solamente los $23.000 destinados al HUEM llegaron para cubrir los esfuerzos realizados a octubre y agravado por el manejo frio y a cuentagotas del nivel departamental. Pero la diáspora venezolana pobre y necesitada continúa creciente, y la Constitución Política que no tiene alma, obliga atenderlos so pena de sanciones graves.
Así que todos debemos ayudar a Jairo Yáñez, pues le tocó gobernar con la cobija corta. Cuando le cobija los pies a nuestros hermanos venezolanos, se le destapa la cabeza a los cucuteños.