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El mal ejemplo de Marta Lucía
Marta, según la denuncia de Caracol, logró una licencia de construcción de los lujosos apartamentos de manera amañada, irregular, en contra de la ley.
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Domingo, 27 de Marzo de 2022

Cuando la vida le da oportunidad a alguien para desempeñar de manera simultánea la Vicepresidencia y ser la vocera ante el mundo como canciller, es un honor, un reconocimiento que debería enaltecer al escogido y desempeñar con decoro esa confianza. De decoro no tiene lo más mínimo la llamada “Martuchis”, conforme a las denuncias de Caracol noticias, en la voz de su director Gustavo Gómez, quien ha venido señalando como la vicepresidenta de la república, la persona que ostenta el segundo cargo de mayor responsabilidad en el país, que debería dar ejemplo, lo que ha hecho en los últimos meses, de la mano de su oscuro esposo, es apropiarse de unas playas en la isla de San Andrés para un proyecto de la familia. Y después salen a quejarse de las protestas en el país, del desprestigio del gobierno, del porqué hasta el mismo Fico toma distancia de Duque, del porqué la izquierda tuvo un buen resultado el pasado 13 de marzo.

La señora canciller, según la denuncia de Caracol, por supuesto que logró una licencia de construcción de los lujosos apartamentos de manera amañada, irregular, en contra de la ley, y se apropió de unas playas que por supuesto son públicas. Es probable que el asesor haya sido un amigo de la familia, “El meme fantasma”, quien ha sido señalado de actividades de narcotráfico y con quien Manuel Rincón, el esposo de la vicepresidenta ha hecho negocios. Esta es la persona a quien el presidente le dio la confianza para representar a Colombia ante el mundo, la misma que hace varias correrías por varios países hablando de las bondades de Colombia, diciendo por supuesto muchas tonterías, como aquella insólita en la que propuso ser la mediadora en el conflicto Rusia – Ucrania. Pero Marta Lucía  aquí en su país, se burla de la ley.

Que nivel de pestilencia moral que tenemos que soportar en Colombia. Que lejos estamos hoy en día de esa entereza moral de un presidente como Marco Fidel Suárez, quien ante la muerte de su hijo por la gripe española, al presidente de Colombia no le alcanzaba su salario para repatriar los restos de su hijo, y decidió empeñar el sueldo. Laureano Gómez lo acusa ante el senado de indignidad del cargo endilgándole que un presidente no podía empeñar su sueldo, y lo obliga a renunciar. No bastó para su defensa algo cierto que le dijo Suárez a quienes lo juzgaban: “Me hubiera sido suficiente haber firmado algún contrato para enriquecerme. No lo hice”, pero ante la historia quedó incólume la dignidad del presidente. A “Martuchis” esas historias no le importan, y por supuesto que ni las conoce, incluso es posible que hasta con desdén en un momento en que se esté bronceando en su playa privada, y alguien le diga que hubo un presidente en Uruguay que durante el ejercicio de su presidencia renunció a todo lujo, incluido carro oficial, la canciller pensará que fue un estúpido el presidente Mojica, porque el poder es para disfrutarlo, enriquecerse, para ilícitamente apropiarse de una playa.

Un presidente que dio ejemplo en Colombia, claro, porque fue un hombre culto, fue la historia de Alberto Lleras Camargo, quien como anécdota, después de la primera magistratura fue elegido concejal en Chía y llegaba a las sesiones en bicicleta. Con humildad y decoro. En esas épocas afortunadamente no habían todavía “Memes fantasmas”, y había cancilleres que eran un ejemplo intelectual como el historiador Alfredo Vásquez Carrizosa  que entendían la política con decoro y responsabilidad, y nunca como una oportunidad de enriquecerse, de sacar provecho a como de lugar, para después tratar de hacer análisis inútiles del porqué el país va mal.

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