El transporte informal nace como resultado de la escasa oferta de rutas para algunos sectores de la ciudad. Los conductores de diferentes tipos de vehículos, recogen sus pasajeros en pleno centro y llegan hasta los últimos rincones de algunos barrios marginales.
A la fecha, no conozco documento alguno que permita a la autoridad metropolitana de transporte, adoptar las medidas necesarias a efectos de lograr un mejor servicio para la población menos favorecida.
Se trata entonces, de establecer un censo en el cual se conozca el número aproximado de vehículos utilizados en la informalidad, conocer las causas que obligaron a muchas personas a conducir un vehículo violando la normatividad y además determinar cuáles son las rutas con mayor ocupación.
El estudio debe contener encuestas debidamente formuladas y procesadas, aplicables a los usuarios del transporte informal, toda vez que se tendría información primaria relacionada con los factores que inducen a una persona a tomar un automotor sin que tenga la seguridad que tiene sus documentos en regla, porque en caso de siniestro, sería bastante complejo el reclamo.
El asunto no es fácil de digerir, en el entendido que la modalidad de transporte informal, mueve cientos de familias que en víspera de elecciones se vuelven potenciales seguidores de la persona que aspire a una posición privilegiada en el ejecutivo municipal y de ahí que a la fecha no se ha podido avanzar ni siquiera en una evaluación de la situación.
Ahora, con la visita del “Grupo Élite” de la Policía Nacional, es probable que aumenten los operativos tendientes a verificar documentación, pero de ahí a tratar de controlar la informalidad, pueden demorarse lo que queda del año y a la final, todo seguirá igual.
Además, es preciso indagar el por qué muchas personas prefieren tomar el transporte informal, ya sea en automóviles o en motocicleta, pese a que las noticias acusan frecuentemente accidentes de tránsito en los cuales intervienen conductores que habilitan vehículos tipo taxi individual y lo convierten en colectivos a su capricho y también automotores de matrícula extranjera cuyas regulares condiciones técnico mecánicas son muy evidentes, aunque los uniformados no los detecten o no les interesa detectar.
Se puede concluir, que la informalidad es un fenómeno de orden social que debe estudiarse, porque es muy factible que se trate de rutas urbanas que no se cumplen dadas las peligrosas situaciones de inseguridad, pésimo estado de la carpeta asfáltica o las dos, y sin ser pesimista, esa situación seguirá en aumento a la vista de todas las autoridades y de ahí, la importancia de un juicioso estudio que aterrice el rol de la autoridad frente a la informalidad.