No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que Cúcuta sea quizás la ciudad del mundo en la que más se hable sobre movilidad, tránsito y transporte. Impresiona la cantidad de reacciones en las calles y en redes sociales cuando sucede algo relacionado con los semáforos, los cruces vehiculares, y un largo etcétera.
Mayid Gene, un hombre cuyo nombre ha adquirido un posicionamiento de marca superior al que podríamos soñar quienesestamos en ese negocio, volvió a ser noticia esta semana en un suceso más que insólito, surrealista: Recibió un premio a nivel nacional otorgado por la Federación de Municipios por la reducción de accidentes de tránsito en un 12% y muertes en las vías en un 27% en la capital nortesantandereana (entre otros motivos de la distinción), en el mismo día en que un juez lo sancionó con tres días de arresto por no responder una tutela.
No sólo por esto, sino por muchas otras cosas que suceden en esta ciudad y que no caben en esta columna, decir que Cúcuta es macondiana sería una redundancia. Literal, si García Márquez hubiese venido a la Perla del Norte, los personajes y eventos serían mucho más extravagantes y fantásticos.
Con lo macondiana que es Cúcuta, no se entiende que el señor más honesto que conozco le haya ayudado a recaudar $25.000 millones a Ramiro Suárez, a través de la concesión de tránsito (que por cierto fue apoyada y aprobada por el exconcejal Leonardo Jácome, quien hoy está haciendo campaña para ser alcalde) y de las cuales al municipio sólo le queda el 20% del recaudo, así algunos exconcejales pataleen diciendo que no es cierto. Contra los hechos no se puede pelear.
Tampoco se entiende que en la pelea por los piques de motos haya gente en favor de un tipo que salió amenazando porque las autoridades de Cúcuta, Villa del Rosario y los Patios (por fin) se unieron para darles caza y evitar que pongan en riesgo la vida de los demás. Hoy hay gente pidiendo mesas y espacios de diálogos para escucharlos, y estamos a punto de darles el ‘derecho’, cosa que sería muy lamentable y que difícilmente se podría echar hacia atrás.
Lo macondiano de este capítulo en la serie de la movilidad de Cúcuta es que el señor que aparece con el megáfono en el vídeo (José Manuel García, alias Machete) está indiciado en 13 hechos delictivos y es sujeto de investigación por fuga de presos; tráfico de estupefacientes; concierto para delinquir y violencia intrafamiliar, entre otros.
Definitivamente, Mayid Gene, a quien le profeso un amor infinito, pero con quien tengo fuertes debates por la falta de socialización de algunas acciones y el control del flujo vehicular, es el Albatros que mencionaba Baudelaire en Las Flores del Mal, porque no encaja en la sociedad convencional y es objeto de burla y malentendidos por parte de quienes no comprenden la profundidad de lo que hace.
En nuestra urbe macondiana, lo que premia el Estado y la institucionalidad no es lo que premia el ciudadano. Hacer que la gente no se mate en las vías y cumpla las normas no es algo positivo para los ciudadanos.
Y como no soy soy candidata y no tengo que buscar demasiado el favor popular, retomando las palabras de Montaigne que destacó Alejandro Gaviria; puedo decir que hay algo con lo que nunca podré estar de acuerdo: Defender manejar sin SOAT, sin técnico mecánica e ir por la vida rompiendo todas las normas de tránsito, con la excusa de la lucha de clases. Vengo de una familia en la que mi mamá siendo profesional tuvo que vender harina pan de contrabando y hacer muchas otras cosas propias de la gente sin privilegios, ese cuento no lo compramos en esta librería.
Mientras no sean compatibles lo que premia el ciudadano con lo que premia el Estado, seguiremos necesitando un albatros.