
Hay que atender a candidato presidencial que no eluda ningún tema duro. Porque, si miramos bien a los 70 aspirantes, todos -menos uno - se van por las ramas, son blandengues a la hora de afrontar a los que, por ejemplo, aterrorizan a sus compatriotas con el afán de sembrar el comunismo en Colombia.
Ese único candidato que quiere enfrentar la podredumbre en el poder y a las guerrillas, promover la justicia despolitizada, y responder con cárcel o con plomo a los delincuentes de todos los pelambres, es Abelardo de la Espriella, que promete obrar con “valor, ardentía, determinación y coraje”.
En su gobierno, el que las hace las paga, como lo practica exitosamente Javier Milei en la Argentina, y los bloqueos de calles y carreteras se acabarían. En su gobierno, al estilo Bukele, habría cárceles inmensas para alojar pandilleros, ladrones del fisco y demás elementos dañinos para la sociedad. Y al estilo Donald Trump, las fronteras no serían unas puertas abiertas sin control para malhechores, vagos e inmigrantes ilegales. De la Espriella trabajaría sobre tres ejes: seguridad, salud y economía. A ello agrega la lucha contra la corrupción.
Su movimiento político se llama “Defensores de la patria”. Para su reconocimiento legal se propone recoger de 700 mil a 3 millones de firmas.
Abelardo de la Espriella es un abogado de 47 años, destacado en el área penal, con tales defensas y demandas que los fallos conseguidos han hecho modificar el código penal. Es un empresario triunfador en actividades como la fabricación de ron, y otros productos. Tiene excelente voz como cantante. Habla italiano y español.
El rompecabezas del subdesarrollo, sumamente grave, deberá ocupar la agenda del doctor De la Espriella. En cierta ocasión, en sesiones de 1970, el senador Mariano Ospina Hernández dijo al respecto: “Bastaría citar algunos argumentos de autoridad en esta materia: las cifras que ha presentado el pensador Herman Khan en su trabajo sobre el futuro del mundo hasta el año 2000, entre los cuales encontramos que en el caso concreto de Colombia, de seguirse desarrollando nuestra economía a la tasa que actualmente lleva y con los recursos de que actualmente dispone, tardaríamos más de trescientos años en lograr el nivel de ingreso per cápita que tienen los países más desarrollados del planeta” ( Los Ospina en la historia de Colombia- Obra y legado de una familia. Por José Alvear Sanín -Editorial Buena Semilla, Bogotá, 2024, pág. 224).
Y a propósito de la violencia y la impunidad que campean hoy en toda Colombia, vale recordar pasajes de lo firmado el 20 de junio de 2016 por los “delfines” Enrique Gómez Hurtado, Mariano Ospina Hernández e Ignacio Valencia López, en escrito dirigido a la Cámara de Representantes, en que acusaban por el delito de traición a la patria al presidente Juan Manuel Santos: “ (Tal delito consiste) en pactar clandestinamente con quienes (las Farc) por décadas consecutivas han manifestado que su objetivo es implantar el comunismo en Colombia, para lo cual han sometido a nuestra nación al más largo martirio, con garantía de la más amplia impunidad de que se tenga noticia, adornándola nada menos que con el otorgamiento de plenos derechos políticos…” (Ob. cit., págs. 239 a 243).
Estoy seguro que el doctor De la Espriella hará suyas estas reflexiones de los líderes conservadores mencionados.
En medio del desorden actual, la voz firme de Abelardo de la Espriella se levanta vibrante y decidida. ¿Quién no acatará su llamado a ser defensor de la patria?
orlandoclavijotorrado@yahoo.es
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